Esta medida generó un intenso debate entre docentes, padres y especialistas en educación, quienes tienen posturas divididas sobre los efectos de esta decisión en el aprendizaje infantil.
El ministro de Educación, Luis Ramírez sostiene que los estudiantes deberían aprovechar al máximo su tiempo en la escuela para aprender, evitando así que la carga académica se traslade al hogar. Sin embargo, algunos educadores argumentan que las tareas son esenciales para reforzar lo aprendido en clase y fomentar la disciplina y la autonomía en los niños.
¿Qué dice la ciencia?
Para comprender mejor el impacto de esta medida, la psicóloga Rebeca Ruíz Díaz señala que es fundamental encontrar un equilibrio entre la carga académica y el tiempo de descanso de los niños. “La tarea es beneficiosa cuando está adecuada al nivel del niño y genera un impacto positivo. Pero si los llenamos de actividades, esto puede generar frustración, estrés y afectar la dinámica familiar”, explica.
Estudios en el ámbito educativo indican que las tareas pueden mejorar el rendimiento académico cuando son moderadas y bien planificadas. No obstante, una carga excesiva puede afectar la salud mental de los niños, generando ansiedad y disminuyendo su motivación para el aprendizaje.
El impacto en la dinámica familiar
Uno de los principales argumentos en contra de las tareas en casa es el desafío que representan para muchas familias. No todos los padres cuentan con el tiempo o los conocimientos para ayudar a sus hijos con sus deberes, lo que puede generar tensión y afectar la convivencia.
“Muchas veces damos por sentado que los niños comprenden ciertas normas o rutinas, pero para ellos cada etapa escolar es un mundo nuevo. Al iniciar las clases, se enfrentan a un nuevo colegio, nuevos compañeros, docentes y horarios, lo que puede generar ansiedad y frustración. Es importante que los padres acompañen este proceso desde lo emocional”, enfatiza Ruíz Díaz.
¿Eliminar las tareas o replantearlas?
Más que eliminar las tareas por completo, algunos expertos proponen replantear su propósito. En lugar de asignaciones extensas y repetitivas, sugieren actividades que fomenten el aprendizaje significativo, como proyectos creativos, lecturas guiadas o ejercicios prácticos que se relacionen con la vida cotidiana.
El debate sigue abierto y plantea un desafío para el sistema educativo: encontrar estrategias que permitan fortalecer el aprendizaje sin sobrecargar a los niños.