Hace unos días unos padres denunciaron que su bebé de 8 meses, supuestamente resultó quemado por consecuencia de la utilización de una estufa, en el hospital del IPS. Aunque, desde el ente de salud niegan que haya ocurrido tal cosa.
Lo cierto es que, aunque no usan llamas abiertas, las estufas eléctricas, como ya mencionamos, pueden sobrecalentarse y provocar incendios o causar quemaduras si se usan incorrectamente. Riesgos que suelen pasar desapercibidos hasta que es demasiado tarde.
Algunos peligros comunes de las estufas eléctricas
Aunque se trate de un aparato eléctrico, y no a gas, la estufa puede volverse igualmente peligrosa si no se cuidan bien.
-Dejar la estufa encendida, cerca de niños peques y sin supervisión, es la principal causa quemaduras en menores.
-Las estufas con tapa de vidrio pueden agrietarse o incluso romperse con cambios bruscos de temperatura.
-Los quemadores de bobina pueden producir chispas si están dañados o sucios.
-Las superficies calientes permanecen calientes mucho tiempo después de apagarlas. Esto puede causar quemaduras graves.
-El cableado suelto detrás de estufas viejas puede provocar cortocircuitos.
Desde complicaciones respiratorias hasta lesiones mucho más graves
“La imprudencia en el colocado de la estufa, puede provocar accidentes como quemaduras especialmente en los más pequeños. Tampoco debe dar calor directamente al cuerpo, sino solamente ambientizar, y así adecuar la temperatura según la necesidad”, es lo que explicó a este medio, la pediatra Claudia Castillo.
La profesional añadió que, el tipo de quemadura que los niños pueden sufrir a causa de las estufas es tanto de segundo, como de tercer grado a tercer grado, lo que representa un peligro importante para ellos.
La entrevistada, mencionó además otro tipo de complicaciones que puede acarrear el uso de las estufas, para los más pequeños. “Los cambios de temperatura favorecen la aparición de catarros, por ello es recomendable tener una temperatura homogénea en toda la casa. Y evitar que la diferencia de temperatura dentro y fuera del hogar no sea muy extrema.”
Sequedad y deshidratación. La humedad del aire es necesaria para el organismo humano, y se considera óptima cuando se encuentra cerca del 60%, añadió. “Para evitar que el ambiente se reseque por el uso de la calefacción, se recomienda el uso de aparatos humidificadores del aire que contribuyan a restablecer el grado de humedad idóneo”.
Es importante que la temperatura del hogar no pase de los 21ºC y que la humedad ambiente esté situada entre el 50 y el 75%. “Así evitaremos infecciones respiratorias. La temperatura excesiva en las casas provoca que el ambiente esté seco, las secreciones mucosas se secan, es más difícil expulsarlas y no defienden al organismo de los niños como deberían”.