En los últimos días, resonó y mucho, un caso de maltrato a un adulto mayor que se registró en el interior de en un hogar de ancianos, en Asunción. El corto de video en el que se puede observar a una mujer tratando muy bruscamente a un hombre de 83 años, postrado en una cama, causó indignación en gran parte de la sociedad.
Tras ello, la cuidadora, de nombre Angélica García Barrios, ya fue imputada por la Fiscalía. El hecho, instaló nuevamente un tema bastante delicado, que es el cuidado correcto que se merece toda persona de edad avanzada, tanto en lo físico como mental.
La soledad y el aislamiento social, son algunas de las peores cosas que puede sufrir un adulto mayor, pues puede generar mayores riesgos de tener problemas de salud, como enfermedades cardíacas, depresión y deterioro cognitivo.
Diferencia entre soledad y aislamiento social
Ahora, vale explicar que la soledad y el aislamiento social son diferentes, aunque están relacionados. Primeramente, la soledad es la sensación angustiante de estar solo o separado de los demás. Mientras que, aislamiento social es la falta de contactos sociales y tener pocas personas con quien interactuar regularmente.
Por tanto, los adultos mayores están en mayor riesgo de aislamiento social y soledad debido a los cambios en la salud y las conexiones sociales que pueden venir con el envejecimiento, como la pérdida de audición, la vista y la memoria, discapacidades, dificultades para moverse y/o la pérdida de familiares y amigos.
El impacto de la soledad y el aislamiento social
Según estudios realizados, más del 40% de adultos mayores pasan por soledad y aislamiento regularmente. Individuos que están aislados socialmente tienen 64% más de probabilidad de desarrollar demencia.
Por otro lado, una falta de conexión social es tan dañino para la la salud como fumar 15 cigarros al día. Y finalmente, sentirse solo y aislado puede conducir a la depresión e incluso a los pensamientos suicidas.
Cómo ayudar a combatir la soledad en las personas mayores
Para asegurarnos de que los adultos mayores con quienes vivimos, como nuestros tíos, abuelos, e incluso nuestros padres, no caigan en la soledad o el aislamiento social, podemos llevar a cabo prácticas muy simples:
-Pedirles que cuenten sus historias.
-Mantenerlos activos. Hacerlos participar en asociaciones culturales, programas de voluntariado, cursos y talleres de todo tipo. Conocerán personas, charlarán y harán nuevos amigos.
-Asegurarse de que mensajéen o hablen con un familiar con el que hayan perdido contacto.
-Planear que puedan hablar por teléfono con viejos amigos.
-Hacer que compartan algo que le hace feliz con alguien más, como tocar música, enseñar a tejer, etc.
-Sacarlos a dar un paseo, aunque solo sea hasta unos metros, en la vereda, en el patio, en algún parque, etc.
Es importante nunca olvidar que, nuestros mayores se lo merecen todo. Ellos dieron toda su vida por su familia, trabajando muchísimo y estando ahí cuando los necesitábamos.