Aunque a simple vista parece inofensivo, pediatras advierten que su uso como juguete puede no ser recomendable para la infancia. El Dr. Robert Núñez insta a las familias a prestar más atención al contenido que consumen sus hijos y a priorizar objetos que favorezcan el desarrollo emocional, cognitivo y social.
El fenómeno viral que se volvió tendencia en las listas de deseos infantiles
En los últimos meses, imágenes y videos del peculiar muñeco Labubu invadieron plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, despertando fascinación en adolescentes, jóvenes coleccionistas y también en niños pequeños que, sin entender del todo su origen, comenzaron a pedirlo como regalo.
Con una mezcla visual entre lo adorable y lo tenebroso —dientes puntiagudos, orejas alargadas, ojos enormes y un cuerpo peludo—, Labubu se aleja del diseño convencional de un juguete infantil. Su figura forma parte de una línea de objetos de colección diseñados por el artista hongkonés Kasing Lung en 2015, pensados más como expresión estética que como herramienta lúdica para la infancia.
Sin embargo, esta moda importada de Asia y popularizada por influencers y celebridades llegó a manos de niñas y niños en Paraguay, generando inquietudes en familias y especialistas.
¿Qué opinan los pediatras?
Ante la consulta reiterada de varios padres en sus redes sociales, el pediatra Robert Núñez se refirió recientemente al fenómeno Labubu. Respondió de manera clara a una de las preguntas más frecuentes que le hacen madres y padres: “¿Puedo regalarle a mi hijo un muñeco Labubu?”
Su respuesta, más que una prohibición tajante, fue una invitación a reflexionar.
“El valor de un juguete no reside únicamente en su estética, sino en lo que aporta al desarrollo de quien lo recibe”
El médico señaló que “Labubu” carece de un propósito pedagógico o lúdico funcional para los más pequeños.
Una estética que puede generar miedo o confusión
Aunque algunos adultos consideran a Labubu una figura simpática y coleccionable, el aspecto ambiguo de este muñeco puede ser confuso o incluso atemorizante para niños menores que no tienen los mismos recursos simbólicos para interpretar expresiones abstractas o grotescas.
“Puede parecer un personaje divertido o curioso, pero su expresión ambigua puede desencadenar reacciones de ansiedad, miedo o incomodidad, sobre todo en edades tempranas donde aún se están formando los conceptos de realidad y fantasía”, explicó Núñez.
Los juguetes y su impacto en el desarrollo infantil
Para los especialistas en salud infantil, los juguetes cumplen un rol más que importante, no solo entretienen, sino que estimulan el lenguaje, la coordinación motriz, el pensamiento simbólico, la empatía y las habilidades sociales. Por eso, elegir un objeto solo porque está de moda puede ser una oportunidad perdida para reforzar aspectos esenciales del crecimiento emocional e intelectual del niño
En el caso de Labubu, el médico advierte que no cumple con los criterios que definen a un buen juguete en términos de funcionalidad educativa: “No promueve el juego simbólico, ni el desarrollo del lenguaje o la motricidad. Es un objeto que responde más a una moda estética que a una necesidad de juego infantil”.
Detrás del juguete: una oportunidad para dialogar
A pesar de las advertencias, Núñez no propone satanizar la figura de Labubu ni generar un rechazo inmediato. En cambio, sugiere usar la situación como una oportunidad para generar conversación con los hijos: “Si un niño pide este muñeco, es válido preguntarse por qué le atrae. ¿Lo vio en un video? ¿Le gusta su apariencia? ¿Sabe qué es? A partir de ese interés, los padres pueden conocer mejor a sus hijos y ayudarles a discernir entre lo que simplemente llama la atención y lo que realmente les aporta algo”.
El especialista propone que la decisión de comprar o no un objeto esté basada en el diálogo y el criterio, no en la presión social o la viralidad. “Muchas veces los chicos quieren cosas porque las ven en todos lados, pero si se les explica con afecto y claridad, entienden que no todo lo que está de moda es necesario o adecuado para ellos”, remarcó.
Responsabiliadad de los adultos frente a las modas digitales
En la era de las redes sociales, donde los contenidos llegan a los niños sin filtros ni contexto, los adultos tienen una tarea cada vez más desafiante: acompañar, guiar y decidir con responsabilidad. “No se trata de prohibir por prohibir, sino de estar atentos a los mensajes, símbolos y valores que vienen detrás de ciertos productos”, dijo Núñez.
El médico instó a que los padres ejerzan una supervisión activa de los contenidos que consumen sus hijos en internet y que revisen la calidad de los juguetes desde un enfoque integral, no solo visual o comercial.
Juguetes recomendados: qué priorizar al elegir un regalo
Más allá de la moda, existen múltiples alternativas de juguetes que pueden entretener y al mismo tiempo estimular habilidades fundamentales en la infancia. Núñez destaca especialmente aquellos que:
• Fomentan la creatividad, como los bloques de construcción, las plastilinas, los kits de manualidades.
• Estimulan el lenguaje y la imaginación, como los títeres, muñecos con historia, libros ilustrados o juegos simbólicos.
• Potencian la interacción social, como juegos de mesa cooperativos o actividades al aire libre.
• Promueven la coordinación motriz, como bicicletas, pelotas o instrumentos musicales.
No todo lo viral es apto para niños
Figuras como Labubu pueden tener un valor artístico o estético para ciertos públicos, pero eso no las convierte automáticamente en aptas para la infancia. “Tenemos que dejar de asumir que porque algo es popular, es adecuado”, enfatizó el pediatra.
La recomendación general es que, ante la duda, los padres analicen el contenido, observen cómo reacciona su hijo frente al objeto y, sobre todo, que conversen con él. El vínculo que se genera a través del juego es más importante que el juguete en sí.