09 may. 2025

“Sumar” en tu barrio, sin plan ni sustento frente a las drogas, advierten

Según el Estado más de 90.000 jóvenes menores de 25 años son adictos en el departamento Central, sin embargo no tienen una respuesta concreta para atenderlos, critican.

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Lo que alguna vez fue presentado como la gran apuesta para combatir las adicciones en Paraguay, el Plan Sumar, fue calificado por el propio Gobierno como un fracaso. Ante esta admisión, el ministro del Interior, Enrique Riera, encabezó el relanzamiento del programa, ahora bajo el nombre “Sumar en tu barrio”. La nueva propuesta promete un enfoque más integral, pero especialistas del área de salud mental advierten que persisten los mismos errores estructurales que llevaron al colapso del primer intento.

“Improvisación pura y sin sustento”
Médico psiquiatra, Dr. Manuel Fresco

Para el médico psiquiatra Dr. Manuel Fresco, la raíz del problema está en la falta de planificación seria. Criticó duramente el enfoque punitivo que se pretendía aplicar en la primera etapa del plan, en la que se hablaba incluso de derivar a detenidos con consumo problemático directamente al Centro Nacional de Prevención y Tratamiento de Adicciones (Cenptra).

“El centro de adicciones es un hospital, no una cárcel. Si van a llevar a todos los detenidos consumidores de sustancias, van a saturar el sistema y van a repetir la historia de los manicomios”, sentenció el psiquiatra, haciendo referencia a las instituciones de encierro del pasado, donde la salud mental era tratada como una carga social, y no como un derecho humano.

Fresco asegura que el plan nunca tuvo un verdadero sustento técnico, y que fue lanzado apresuradamente, con tintes propagandísticos pero sin bases sólidas.

“Lo que pasa es que empezaron con la improvisación. No hubo planificación, no hubo análisis, no hubo gente pensando en políticas públicas reales. Lanzaron algo con bombos y platillos, y todos sabíamos que iba a fracasar”, lamentó.

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Saturación y abandono: el sistema no da abasto

El Cenptra, ubicado en Asunción, es el único centro público de atención integral a las adicciones y solo cuenta con capacidad para unas 90 internaciones. Esta cifra palidece frente a los más de 90.000 jóvenes con problemas de consumo solamente en el departamento Central, según estimaciones del propio Ministerio del Interior.

Fresco advirtió además sobre los riesgos de obligar a tratarse a personas que no están preparadas o dispuestas.

“Una cosa es la persona que quiere ayuda y acepta el tratamiento, y otra es obligar a alguien que no tiene intención de dejar la sustancia. Si se sigue en esa línea, lo que van a lograr es convertir el hospital en un manicomio moderno”, afirmó.

Promesas recicladas y falta de datos

Pese al reconocimiento oficial del fracaso, el Gobierno insiste con una segunda etapa, esta vez bajo el lema “Sumar en tu barrio”. Según el Ministerio de Salud, se buscará una estrategia más cercana al territorio, que incluya el seguimiento sostenido por parte de gestores de casos, conexiones con redes de ayuda mutua y una mirada más humana del problema.

Pero los especialistas desconfían. No existe un número certero de cuántos jóvenes adictos hay realmente en el país, lo cual impide diseñar una política pública seria y dimensionar los recursos necesarios.

“Nos falta pensamiento estratégico. La salud mental no se puede seguir abordando con parches ni medidas desesperadas. Hay que tomarse el tiempo de planificar, escuchar a los expertos y, sobre todo, no improvisar con la vida de miles de jóvenes”, concluyó el Dr. Fresco.

¿Real reinserción o maquillaje institucional?

Uno de los pilares del nuevo plan es la reinserción social como herramienta para prevenir recaídas, elevando la autoestima de los jóvenes recuperados. Sin embargo, para que esto sea posible, no basta con discursos: se necesita inversión, formación profesional, oportunidades laborales y un acompañamiento prolongado.

En la práctica, muchos jóvenes que finalizan un tratamiento se encuentran nuevamente con el mismo entorno que los llevó al consumo: barrios sin oportunidades, familias desestructuradas, pobreza extrema, exclusión. Si no se interviene en estos factores, cualquier esfuerzo terapéutico está condenado a tener un impacto limitado.

Un desafío que exige más que buenas intenciones

El consumo problemático de drogas entre adolescentes y jóvenes en Paraguay es una bomba social que ya estalló. Lo que debería ser una prioridad nacional sigue siendo tratado con medidas aisladas y reactivas. El relanzamiento del Plan Sumar es un nuevo intento, pero también una confesión: el Estado ha fallado.

Ahora se enfrenta a la obligación de no repetir los mismos errores. Para ello, se necesita algo más que cambiar el nombre del plan: hace falta voluntad política, presupuesto, articulación interinstitucional y, sobre todo, una visión de salud pública que esté a la altura de la emergencia, acotó Fresco.