Aunque con casi un mes de retraso, según profesionales en meteorología, la llegada de un importante frente frío es inminente, incluso anuncian temperaturas mínimas que acercarían a los 3° y 4° C.
Ahora, el frío intenso no solo se convierte en algo incómodo para muchos, sino que también puede poner en riesgo la salud, por más que el cuerpo reaccione con mecanismos de defensa para conservar el calor corporal.
Cuidados para afrontar el frío
Factores como la humedad, la mala alimentación y el esfuerzo físico excesivo pueden, agotar las reservas de energía necesarias para mantener una temperatura corporal estable. Por ello, es vital adoptar ciertas medidas preventivas, como las siguientes:
Abrigarte adecuadamente: Usar gorro, guantes y bufanda para evitar la pérdida de calor. Optar por vestir varias capas de ropa ligera en lugar de una sola prenda gruesa. Este sistema atrapa el aire caliente entre las capas y mejora la protección.
Adaptar las actividades a las horas de más calor: Siempre que sea posible, realizar actividades al aire libre durante las horas centrales del día, cuando las temperaturas son más altas.
Mantener el hogar a una temperatura adecuada: Cerrar puertas y ventanas correctamente, y bajar las persianas al anochecer para conservar el calor.
Cuidar la alimentación: Consumir alimentos ricos en grasas y carbohidratos que proporcionan energía extra. Incluir frutas y verduras para aportar vitaminas, fibra y minerales esenciales. Beber agua y líquidos calientes, como infusiones o caldos, para mantenerse hidratado y caliente. Evitar el alcohol, ya que provoca una mayor pérdida de calor corporal.
Limitar la exposición al frío: Si es posible, reducir el tiempo que se pasa al aire libre y buscar refugio en espacios bien acondicionados.
Con el descenso de las temperaturas, muchas también se vuelven a encender aparatos de calor como estufas, calefactores y otros artefactos a gas tras varios meses sin uso. Es importante mencionar que, este hábito habitual del invierno puede esconder un riesgo silencioso y grave: la intoxicación por monóxido de carbono, un gas que no tiene olor, color ni sabor, y que puede acumularse en ambientes cerrados generando efectos severos sobre la salud.
Recomendaciones para evitar intoxicación con monóxido de carbono
La intoxicación por monóxido de carbono es perfectamente prevenible si se toman medidas básicas de control y ventilación:
Revisar las instalaciones de gas: es fundamental controlar periódicamente que estufas, hornallas y calefactores funcionen bien.
Ventilar los ambientes todos los días: aunque haga frío, es imprescindible permitir la circulación de aire. Abrir ventanas y puertas al menos una vez al día ayuda a renovar el oxígeno y evita la acumulación de gases tóxicos.
Evitar dejar artefactos encendidos mientras se duerme: dormir con una estufa sin salida al exterior representa un riesgo alto, ya que durante el descanso el cuerpo no puede advertir los síntomas de intoxicación.
Instalar detectores de monóxido de carbono: estos dispositivos de bajo costo pueden salvar vidas. Detectan la presencia del gas y emiten una alarma.
Síntomas de intoxicación
-Dolor de cabeza
-Náuseas, mareos, vómitos y debilidad
-Visión borrosa o dolor en el pecho
-En casos graves, puede haber pérdida de conocimiento o convulsiones.