Los cardenales electores ingresarán hoy a la Capilla Sixtina para dar inicio al proceso que definirá el rumbo del catolicismo en los próximos años. Tras prestar juramento ante el Evangelio, el maestro de ceremonias Diego Ravelli pronunciará la tradicional fórmula en latín Extra omnes (“Fuera todos”) para sellar las puertas y dar paso al aislamiento total de los purpurados, quienes comenzarán las votaciones.
La expectación es máxima. La primera fumata podría verse esa misma tarde, el humo negro indicará que no hay consenso, mientras que el blanco anunciará al nuevo Pontífice.
Una Iglesia entre tensiones y esperanza
Este será el cónclave más diverso en la historia de la Iglesia: 133 cardenales con derecho a voto —de menos de 80 años— fueron convocados, procedentes de los rincones más lejanos del planeta, reflejo del esfuerzo de Francisco por descentralizar el poder eclesial y restar influencia al viejo continente. Aunque en total eran 135, dos no asistirán por razones de salud: el español Antonio Cañizares y el keniano John Njue.
La sucesión del Papa emérito se da en un momento de marcada división interna. Las posturas progresistas y conservadoras se enfrentan discretamente en los pasillos vaticanos, y la lista de posibles sucesores refleja esa tensión.
Los nombres que suenan fuerte en Roma
Entre los principales candidatos se encuentran figuras con perfiles diversos que podrían encarnar distintas visiones del futuro de la Iglesia:
• Pietro Parolin (Italia, 70 años)
Actual secretario de Estado del Vaticano, es considerado uno de los nombres más fuertes. Con una trayectoria diplomática destacada y gran conocimiento de América Latina y Oriente, es visto como una figura de consenso difícil de encasillar.
• Matteo Zuppi (Italia, 69 años)
Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es el favorito de los sectores progresistas. Cercano a la comunidad de San Egidio, ha trabajado con migrantes y comunidades vulnerables.
• Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)
Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Su perfil asiático y su fuerte oposición al aborto y la eutanasia podrían sumar apoyos tanto en Asia como entre sectores conservadores.
• Jean-Marc Aveline (Francia, 66 años)
Arzobispo de Marsella, promotor del diálogo interreligioso y las periferias sociales. Convenció a Francisco de visitar su ciudad para hablar de migración, lo que lo posiciona como un heredero espiritual de Bergoglio.
• Pierbattista Pizzaballa (Italia, 59 años)
Patriarca latino de Jerusalén. Su perfil internacional y sus posturas equilibradas en torno al conflicto israelí-palestino lo convierten en una opción interesante, aunque algunos lo ven aún demasiado joven.
• Péter Erdö (Hungría, 72 años)
Arzobispo de Budapest. Figura clave entre los conservadores europeos, se opone al celibato opcional, a las uniones homosexuales y defiende los valores tradicionales de la cristiandad.
• Anders Arborelius (Suecia, 75 años)
Primer cardenal sueco, convertido al catolicismo en un país mayoritariamente protestante. Se mantiene fiel a la doctrina tradicional, rechazando la ordenación de mujeres o la bendición de parejas del mismo sexo.
• Mario Grech (Malta, 68 años)
Secretario general del Sínodo de los Obispos. Su contacto estrecho con todos los sectores de la Iglesia durante la asamblea sinodal podría jugar a su favor como figura conciliadora.
• Malcolm Ranjith (Sri Lanka, 77 años)
Arzobispo de Colombo, cercano a los pobres y defensor de la Misa en latín. Conservador y políglota, ha sido una figura relevante en el sur de Asia desde el pontificado de Benedicto XVI.
• Robert Francis Prevost (EE.UU., 69 años)
Prefecto del Dicasterio para los Obispos. Responsable de los nombramientos episcopales y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, es una opción que combina experiencia en la Curia con visión americana.
Una elección imprevisible
Como ya sucedido en anteriores ocasiones, las apuestas pueden fallar y el elegido podría sorprender a todos. Lo que es seguro es que la decisión marcará una nueva etapa para la Iglesia Católica, enfrentada a desafíos sociales, doctrinales y culturales en un mundo en transformación.