La noticia sacudió a Paraguay y repercutió de inmediato en la política mexicana, pues no se trataba de un delincuente cualquiera, sino del ex secretario de Seguridad del estado de Tabasco.
Su historia es un rompecabezas donde se cruzan el poder político, los negocios ilícitos, la infiltración de las instituciones y la colaboración internacional de inteligencia.
De policía a prófugo internacional
Bermúdez desarrolló buena parte de su carrera en Tabasco, donde llegó a ocupar la jefatura de la policía estatal y, posteriormente, el cargo de secretario de Seguridad. Durante los años 2019 a 2024 ejerció como máximo responsable de la seguridad en ese estado mexicano, período en el que coincidió con el entonces gobernador Adán Augusto López, hoy coordinador de Morena en el Senado.
Sin embargo, a pesar de portar el uniforme de la autoridad, la sombra del delito lo acompañaba. De acuerdo con informes de inteligencia, Bermúdez mantenía vínculos con organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, el robo de combustible y la extorsión. Se lo señala además como presunto fundador de La Barredora, un grupo delictivo surgido tras la fragmentación del cártel de los Beltrán Leyva, con operaciones en Tabasco y Chiapas.
En febrero de este año, las autoridades mexicanas emitieron una orden de captura contra él, acusándolo de liderar estructuras vinculadas al tráfico de drogas y al huachicoleo. Desde entonces, desapareció de los radares oficiales.
El error que delató su paradero
El desenlace de la fuga comenzó con un detalle que parecería banal: una compra con tarjeta de crédito. Según explicó Jalil Rachid, titular de la Senad, el narco mexicano necesitaba cubrir gastos cotidianos en Paraguay como alquiler, comida, gastos básicos. Para hacerlo, utilizó una tarjeta que no estaba a su nombre, pero que estaba bajo la lupa de la investigación mexicana.
Ese movimiento fue suficiente para que las autoridades mexicanas confirmaran su presencia en Paraguay y contactaran de inmediato a sus pares paraguayos. Desde el 5 de marzo comenzó un trabajo conjunto de inteligencia y seguimiento, donde cada pista financiera, cada rastro en el sistema, era cuidadosamente monitoreado.
La ruta clandestina hacia Paraguay
La investigación también permitió reconstruir su ruta de fuga. Bermúdez salió de México con destino a Panamá, desde donde tomó un vuelo a Brasil. Llegó a Foz de Yguazú y, finalmente, ingresó a Paraguay por tierra de manera ilegal, evitando los controles migratorios.
Mientras tanto, su esposa sí había logrado regularizar su permanencia en el país, lo que le permitió a él moverse de manera irregular, un detalle que facilitó el rastreo de sus movimientos por parte de las autoridades.
La caída de su sobrino: otra pieza clave
La red familiar también quedó expuesta en Paraguay. El 23 de julio fue detenido Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del exjefe policial. Estaba radicado en el país desde hacía tiempo y formaba parte de la empresa Montego Trading SA, dedicada a apuestas deportivas en línea.
Fue imputado por el fiscal Marcelo Saldívar por presunta estafa y violación de la ley de juegos de azar. Sus operaciones ya estaban siendo investigadas por la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad). Esta detención fue otro eslabón en la cadena que terminaría cerrándose sobre su tío semanas después.
Interpol entra en escena
El 25 de julio, la Interpol emitió la notificación roja contra Bermúdez Requena. Desde ese momento se lo consideró oficialmente prófugo internacional y se intensificaron los trabajos de cooperación entre México y Paraguay.
El operativo final se desarrolló el 13 de septiembre en la ciudad de Mariano Roque Alonso, bajo la dirección del fiscal Giovanni Grisetti. Con un despliegue planificado y preciso, agentes especiales lograron reducir y detener al fugitivo sin incidentes.
Repercusiones inmediatas
La noticia fue celebrada en México, donde el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, agradeció a Paraguay la colaboración y el apoyo en la captura. Sin embargo, el arresto también abrió un frente político.
La oposición en México cuestionó duramente a Adán Augusto López, ex gobernador de Tabasco y actual dirigente de Morena, preguntándose cómo era posible que su jefe de policía manejara una organización criminal sin que él lo supiera. El tema incluso escaló hasta las conferencias de prensa matutinas de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien aseguró que su Gobierno no protegerá a nadie y que las investigaciones deben seguir adelante, caiga quien caiga.
El legado oscuro de La Barredora
Con la caída de Bermúdez, volvió a los reflectores el grupo criminal La Barredora, una facción que surgió de la descomposición de viejos cárteles y que durante más de una década sembró violencia en Tabasco. Se le atribuyen delitos como el tráfico de drogas, el cobro de piso, el contrabando de migrantes y el robo de combustible.
Entre sus hechos más sangrientos se recuerdan los ataques vinculados al asesinato de familiares del marino Melquisedec Angulo en 2009, un episodio que marcó el inicio de su historial violento. Con los años, extendieron sus operaciones hacia municipios como Huimanguillo, Cárdenas, Comalcalco y Paraíso, donde consolidaron control territorial a través del miedo.
Un fugitivo menos, muchas preguntas abiertas
La captura de Hernán Bermúdez Requena en Paraguay pone fin a la huida de un exjefe policial que, lejos de representar la ley, terminó encarnando la corrupción y la violencia que corroen las instituciones de seguridad en México.
Su arresto abre nuevas interrogantes: ¿quiénes lo protegieron durante tanto tiempo?, ¿qué políticos miraron hacia otro lado mientras ascendía en el poder?, ¿y qué ocurrirá con la estructura criminal que dejó atrás?
Por ahora, el “abuelo” mexicano aguarda su destino judicial, pero su historia se suma a la larga lista de autoridades convertidas en capos, un recordatorio de cómo la frontera entre policía y delincuencia puede desvanecerse cuando la corrupción se impone al deber.