04 jul. 2025

¿Por qué no es necesario bañar a los niños todos los días en invierno?

Con la llegada del invierno, los cambios en la rutina familiar suelen centrarse en la alimentación, la vestimenta y el abrigo dentro del hogar. Sin embargo, pocas veces se analiza con suficiente profundidad cómo deben adaptarse los hábitos de higiene, especialmente en el caso de los niños.

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Aunque muchos padres asocian el baño diario con una práctica indispensable de limpieza, especialistas en pediatría y dermatología advierten que esto puede resultar contraproducente durante los meses fríos. Lejos de ser una cuestión de falta de aseo, reducir la frecuencia del baño puede convertirse en una herramienta fundamental para preservar la salud cutánea infantil.

Los efectos del frío en la piel infantil

El pediatra Robert Núñez recordó que la piel de los niños no es igual a la de los adultos. “En los más pequeños, la piel es mucho más delgada, su barrera protectora aún está en desarrollo y su capacidad para retener humedad es limitada. Por eso, factores como el frío, el viento y los ambientes secos tienden a afectarla con mayor rapidez”, explicó.

De acuerdo con el especialista, al exponerse al agua caliente, la piel infantil pierde aún más sus aceites naturales, que actúan como una barrera de protección contra agentes externos. A esto se suma el uso de jabones que, si no son adecuados, terminan por agravar la resequedad.

“Cuando eliminamos esos aceites naturales con baños diarios, estamos debilitando la piel. Esto puede causar irritaciones, picazón, grietas o incluso infecciones en casos más extremos”, advirtió Núñez. Por ello, sostiene que reducir la frecuencia del baño durante el invierno no es un acto de descuido, sino una medida de autocuidado.

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a child of 4 years old is covered with foam in the bathtub in his hand holding a shower, there is no water, the baby is upset. the child can not wash off the soap, water pipe breakage.

Elena Gurova/Getty Images

¿Con qué frecuencia deberían bañarse los niños en invierno?

Según el pediatra, en la mayoría de los casos basta con realizar dos o tres baños completos por semana durante el invierno. No obstante, aclara que la higiene sigue siendo una prioridad, pero debe centrarse en prácticas específicas.

“El lavado frecuente de manos sigue siendo fundamental, al igual que la limpieza diaria de las zonas más expuestas y propensas a sudor, como las axilas, pies, cara y la zona genital. También es imprescindible el cambio diario de ropa interior y de las prendas que están en contacto directo con la piel”, remarcó Núñez.

Además, enfatizó que esta práctica puede extenderse también a los adultos, sobre todo a quienes tienen la piel sensible o sufren de afecciones como dermatitis o psoriasis. “Se trata de entender que la higiene no siempre implica baños diarios. Hay otras formas de mantener la limpieza sin agredir la piel”, apuntó.

La mirada dermatológica: proteger sin sobrelimpiar

Para profundizar en este tema, la dermatóloga Laura Mendoza explicó que el baño diario, especialmente con agua caliente y jabones agresivos, puede comprometer gravemente la función barrera de la piel infantil.

“La piel es el órgano más extenso del cuerpo y actúa como una barrera protectora frente a bacterias, virus, alérgenos y cambios ambientales. Cuando se pierde esa capa protectora, no solo aparece la resequedad, sino que también se genera un círculo vicioso cuanto más seca está la piel, más pica, y cuanto más se rasca el niño, más se daña”, detalló la especialista.

Mendoza advirtió que durante el invierno se suman varios factores que aumentan el riesgo:

• El uso excesivo de calefacción, que seca el ambiente.

• La exposición al viento frío, que erosiona la superficie cutánea.

• Los cambios bruscos de temperatura entre interiores cálidos y el exterior.

Por ello, la dermatóloga aconseja adaptar la rutina de baño de la siguiente manera:

• Limitar los baños a 2 o 3 veces por semana, según las necesidades individuales.

• Realizar baños cortos, de no más de 10 minutos, utilizando agua tibia.

• Emplear jabones suaves, de preferencia “syndet” o limpiadores sin detergentes, que respetan el pH natural de la piel.

• Aplicar crema hidratante inmediatamente después del baño, aprovechando que la piel está ligeramente húmeda, para retener la humedad.

• Evitar productos con perfumes, alcohol o químicos agresivos.

“Muchas veces, por desconocimiento, los padres sobreexponen la piel de sus hijos a productos inadecuados. No es raro ver casos de dermatitis por contacto o eccemas que podrían haberse prevenido con una rutina más sencilla y respetuosa”, afirmó Mendoza.

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male and under the stream of water from the shower, checks the water temperature selective focus

Алексей Филатов/Getty Images

¿Qué señales indican que la piel necesita atención?

La dermatóloga recomendó observar algunos signos de alarma que podrían indicar daño en la piel infantil:

• Piel opaca, con sensación de tirantez.

• Aparición de escamas blancas o descamación.

• Enrojecimiento persistente.

• Picazón intensa o lesiones por rascado.

“Si los padres notan estos síntomas, es importante consultar con un especialista. Muchas veces, basta con ajustar la rutina de baño y aplicar tratamientos tópicos específicos para resolver el problema”, señaló Mendoza.

Ambos especialistas coinciden en que es necesario romper con ciertos mitos arraigados sobre la higiene infantil. “Bañar menos no significa cuidar menos. Al contrario, es un acto responsable que se adapta a las necesidades de la piel según la estación del año”, enfatizó la dermatóloga.

Por su parte, Núñez añadió que la higiene es un concepto más amplio que simplemente bañarse.

“Se trata de mantener hábitos saludables como el lavado de manos, la limpieza focalizada y el cambio diario de ropa. Eso es lo que realmente garantiza el bienestar, sin agredir la piel”
Dr. Robert Núñez.

Recomendaciones finales:

• Ajustar la frecuencia del baño según la estación y el tipo de piel.

• Priorizar productos suaves, sin alcohol ni fragancias fuertes.

• Hidratación diaria, especialmente después del baño.

• No abusar de la calefacción y ventilar los ambientes.

• Mantener una buena higiene de manos y limpieza localizada.

Este cambio en la rutina de cuidado no solo protege la piel de los más pequeños, sino que también enseña a las familias a practicar un autocuidado consciente, que prioriza la salud antes que las costumbres impuestas por la rutina diaria, acotaron los profesionales.