Aunque puede considerarse una variación normal en etapas tempranas del desarrollo, especialistas advierten que cuando persiste más allá de los 2 o 3 años, podría ser un signo relevante de alteraciones neurológicas, musculares o sensoriales que requieren evaluación profesional.
El Dr. Willian Ricardo Cabañas, médico especialista en neurodesarrollo y rehabilitación infantil, explicó que este comportamiento, frecuentemente consultado por padres y educadores, no debe ser tomado a la ligera. “En casi un 70% de los casos encontramos algún componente neurológico o sensorial que explica la persistencia de la marcha en puntillas. Por eso es fundamental no minimizarlo ni asumir que el niño ‘ya lo superará’ solo”, señaló.
Un fenómeno común, pero no siempre benigno
Durante los primeros meses en los que el niño aprende a caminar, es habitual observar diferentes patrones de apoyo. Muchos pequeños experimentan con la punta de los pies, de la misma forma que pueden caminar con las piernas abiertas, con pasos amplios o con movimientos poco coordinados. Esto forma parte del proceso natural de maduración.
Sin embargo, los especialistas insisten en diferenciar entre:
• Marcha en puntillas ocasional, asociada a juegos o imitación.
• Marcha en puntillas persistente, que se mantiene en la mayoría de los intentos de caminar o correr.
La segunda categoría es la que genera preocupación, especialmente cuando se acompaña de rigidez muscular, torpeza, cansancio al caminar o dificultades para apoyar los talones incluso cuando se le pide al niño que lo intente.
Causas: un espectro amplio que va desde lo neurológico hasta lo sensorial
El Dr. Cabañas detalló que las causas pueden dividirse en varios grupos:
1. Causas neurológicas (las más frecuentes)
Representan cerca del 70% de los casos persistentes. Incluyen:
• Trastornos del espectro autista (TEA)
• Parálisis cerebral leve o sutil
• Alteraciones en el tono muscular (hipertonía o hipotonía)
• Inmadurez del sistema nervioso central
• Secuelas de nacimiento prematuro
• Daños neurológicos asociados a infecciones o traumatismos tempranos
En estos casos, el niño suele presentar otros indicadores: sensibilidad aumentada o disminuida, dificultades de coordinación, hipersensibilidad a ruidos, retrasos en el habla o comportamientos repetitivos.
2. Causas musculoesqueléticas
• Acortamiento del tendón de Aquiles
• Contracturas en pantorrillas
• Alteraciones del arco plantar
• Diferencias en la longitud de las piernas
Estas condiciones dificultan físicamente que el talón toque el piso.
3. Alteraciones sensoriales
Algunos niños experimentan hipersensibilidad en la planta del pie: tocar ciertas superficies puede resultar incómodo o desagradable, por lo que prefieren mantenerse en puntas de pie.
Otros, por el contrario, buscan mayor estimulación sensorial y adoptan esta postura de manera inconsciente.
4. Factor hereditario
El especialista explicó que en las evaluaciones se encuentran con frecuencia antecedentes familiares: “Si uno de los padres caminó en puntillas en su infancia, las probabilidades aumentan significativamente”.
5. Trastornos del desarrollo no diagnosticados
En ocasiones, la marcha en puntillas es uno de los primeros indicadores de un trastorno del desarrollo que recién empieza a manifestarse.
Señales que deben alertar a los padres.
El Dr. Cabañas insiste en que ningún signo aislado debe generar pánico, pero sí motivar una consulta oportuna. Entre las señales de alerta se encuentran:
• El niño camina en puntillas la mayor parte del día
• Tiene dificultad para apoyar los talones incluso cuando se le indica
• Se queja de dolor en pantorrillas
• Se cae con frecuencia
• Tiene postura rígida o tensa
• Presenta retraso en otras áreas: lenguaje, socialización o coordinación
• Tiene preferencia por caminar en superficies específicas y evita otras
• Muestra hipersensibilidad a texturas o sonidos
Consecuencias de no intervenir a tiempo
Dejar pasar el tiempo sin una evaluación puede derivar en complicaciones:
Alteraciones en la postura y columna
El apoyo en puntas modifica el eje corporal y puede generar escoliosis, lordosis o compensaciones musculares.
* Dolor crónico y fatiga muscular
Las pantorrillas trabajan en exceso, provocando cansancio y dolor persistente.
* Acortamiento del tendón de Aquiles
Si el niño mantiene esta postura por años, el tendón puede acortarse, dificultando permanentemente el apoyo normal del pie.
* Problemas de equilibrio y caídas frecuentes
La marcha en puntillas reduce la estabilidad natural del cuerpo.
* Impacto en actividades cotidianas
Correr, saltar, subir escaleras o participar de deportes puede resultar más complicado.
Cómo se diagnostica: evaluación integral y multidisciplinaria
El proceso de diagnóstico suele incluir:
• Evaluación neurológica completa
• Examen físico de extremidades inferiores
• Prueba de rango de movilidad de tobillos y pantorrillas
• Estudios sensoriales y conductuales
• En algunos casos, resonancia magnética, ecografía musculoesquelética o electromiografía
• Observación de la marcha en distintos entornos
El objetivo es determinar si se trata de una marcha en puntillas idiopática (sin causa aparente) o si existe un trastorno subyacente.
Tratamientos: desde la fisioterapia hasta intervenciones especializadas
Según la causa, el tratamiento puede incluir:
-Fisioterapia intensiva
Ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y reentrenamiento de la marcha.
-Terapia ocupacional e integración sensorial
Para niños con problemas de procesamiento sensorial o TEA.
-Férulas y ortesis
Usadas especialmente en las horas de sueño o durante actividades específicas.
-Yesos seriados
Ayudan a estirar progresivamente el tendón de Aquiles.
- Tratamiento médico neurológico
En casos donde la marcha en puntillas es un síntoma de una condición mayor.
-Cirugía
Indicada solo en casos severos y refractarios donde existe un acortamiento significativo del tendón.
El Dr. Cabañas remarcó que mientras más temprano se inicie la intervención, mejores son los resultados:
“La plasticidad del cerebro y la capacidad de adaptación del cuerpo en la infancia nos permiten corregir este patrón con muy buen pronóstico si se actúa a tiempo”.