El operativo, encabezado por la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) y la Unidad de Antinarcóticos de la Policía Nacional, reveló que el valor de la droga incautada alcanzaba entre 20 y 25 millones de dólares, un golpe contundente para las autoridades, pero también una nueva alerta para importadores y exportadores que deben defender la transparencia de sus operaciones.
Una actividad vital bajo amenaza
Paraguay es un país eminentemente exportador en el rubro agrícola. La soja, el maíz, el trigo y otros granos constituyen el motor de la economía, generando divisas, empleos y atrayendo inversiones. Sin embargo, esta misma fortaleza es utilizada como fachada por organizaciones criminales internacionales que buscan infiltrar sus cargamentos ilícitos en la cadena logística.
Desde la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), su director ejecutivo, Hugo Pastore, manifestó su preocupación:
“Infelizmente no estamos a salvo de este tipo de organizaciones. Siempre va a existir un margen de vulnerabilidad, pero es fundamental contratar empresas con experiencia comprobada en el mercado”, expresó.
Pastore aseguró que Capeco desconoce a la firma involucrada en este caso, pero lamentó que “una actividad tan importante para el país como la exportación agrícola sea utilizada con fines ilícitos. Es lamentable realmente”, enfatizó.
El desafío de los importadores: credibilidad en juego
El problema no se limita a quienes exportan desde Paraguay. Para los importadores en Europa y otros destinos, cada noticia de incautaciones genera desconfianza y obliga a redoblar los controles. Esto implica mayores costos por auditorías adicionales, seguros más elevados y el riesgo de que toda una operación legítima quede retenida en los puertos hasta comprobar su legalidad.
Consultores en logística internacional explican que cuando se detecta droga en un cargamento, no solo la empresa exportadora queda bajo sospecha, sino todo el país de origen. “Los importadores deben demostrar a sus clientes que están adquiriendo productos de proveedores seguros, con trazabilidad clara y cadenas certificadas. De lo contrario, la reputación y las relaciones comerciales se deterioran rápidamente”, señalaron.
¿Quién protege a los criminales?
La magnitud de este caso reabre un debate incómodo: ¿cómo logran ingresar al sistema portuario cargamentos de medio millar de kilos de cocaína sin que existan complicidades internas? Sectores empresariales y expertos en seguridad coinciden en que, además de la capacidad técnica de las mafias, existe un eslabón débil en las instituciones responsables del control.
El cuestionamiento gira en torno a si hay funcionarios que colaboran, facilitan o miran hacia otro lado. La impunidad y la falta de sanciones ejemplares alimentan la sospecha de que estructuras criminales cuentan con algún nivel de protección en la cadena de control.
Impacto económico y reputacional
El daño que generan estos hechos va mucho más allá de una incautación puntual. Un solo cargamento contaminado puede derivar en cierres temporales de mercados, exigencias adicionales de trazabilidad y pérdida de confianza en los socios internacionales.
En 2011, un brote de fiebre aftosa hizo perder al país más de 1.000 millones de dólares en exportaciones; hoy, un escándalo de narcotráfico mal gestionado podría tener un efecto similar en términos de credibilidad comercial.
Estrategias de protección
Tanto importadores como exportadores coinciden en que la única manera de enfrentar este flagelo es implementar controles privados más rigurosos, como:
• Auditorías externas a las cargas antes de embarcar.
• Certificaciones internacionales que garanticen trazabilidad.
• Tecnología de escaneo y monitoreo en tiempo real de contenedores.
• Alianzas público-privadas para reforzar la seguridad en puertos y silos.
Los especialistas insisten en que no se trata solo de un problema policial, sino también de competitividad económica. Si Paraguay quiere sostenerse como proveedor confiable de granos y alimentos, debe blindar su cadena logística frente a las mafias que buscan infiltrarla.
Un futuro en riesgo
El narcotráfico se infiltra en actividades nobles para aprovecharse de las debilidades del sistema. El desafío para los importadores es garantizar que las cargas que reciben no estén contaminadas, mientras que los exportadores deben proteger la reputación del país y del sector agrícola.
“Es lamentable, pero debemos estar preparados. El mundo nos observa y la confianza se gana con transparencia y controles efectivos”, concluyó Pastore.