23 jul. 2025

Más de un 20 % de los accidentes en trampolines requieren cirugía, advierten especialistas

Durante las vacaciones de invierno, los trampolines vuelven a ser protagonistas en patios, plazas y parques infantiles. Pero lo que muchos padres no saben es que esta forma de entretenimiento conlleva riesgos importantes para la salud de los niños.

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Con el receso escolar, crece la oferta de juegos y actividades recreativas para los más pequeños. Y uno de los que más llama la atención por su atractivo físico y visual son los trampolines. Sin embargo, detrás de los saltos y las carcajadas, hay una cara menos visible, que es el los accidentes.

“Como paramédico, yo nunca dejaría que mis hijos jueguen en un trampolín. Los atendí demasiadas veces, sé lo que puede pasar”
Mario Riquelme, paramédico

Es uno de los elementos de juego que más nos preocupa durante las vacaciones, afirma Mario Riquelme, técnico en emergencias médicas y socorrista con más de una década de experiencia en servicios de urgencias pediátricas.

Según datos de centros de trauma y urgencias en países como Estados Unidos, Australia, y también en Latinoamérica, las lesiones en trampolines representan un porcentaje creciente de las atenciones médicas infantiles. En Paraguay, aunque no existen cifras oficiales centralizadas, paramédicos y traumatólogos coinciden en que los casos aumentan cada año, especialmente en julio y diciembre, coincidiendo con las vacaciones escolares.

¿Qué tipo de lesiones provocan los trampolines?

Las lesiones pueden ir desde las más leves hasta las más graves. Entre las más comunes:

• Esguinces en tobillos y muñecas por apoyos incorrectos.

• Fracturas de huesos largos (radio, cúbito, clavícula, tibia).

• Luxaciones en articulaciones por movimientos bruscos.

• Traumatismos craneoencefálicos (TCE) por caídas fuera del trampolín o impactos entre niños.

• Lesiones cervicales o medulares, especialmente cuando los niños intentan acrobacias.

“Lo que más preocupa es que hasta un 20 % de los casos que atendemos por trampolines requiere cirugía. Eso ya es algo que cambia la vida de la familia: hay dolor, inmovilización, recuperación larga, y un trauma psicológico que también afecta”, sostiene Riquelme.

El problema de la falsa seguridad

Una red perimetral o un acolchado no garantizan seguridad total. “Muchos padres creen que si hay una red o si el trampolín es nuevo, ya no hay riesgos. Pero eso es un error. La mayoría de las lesiones ocurren dentro del trampolín, no por caídas hacia afuera”, explica.

Una causa clave es el uso simultáneo. Cuando hay más de un niño saltando al mismo tiempo, la física juega en contra ya que los rebotes no son predecibles, y el impulso que uno genera puede hacer que otro se eleve más de lo esperado y caiga mal.

Un estudio publicado por la American Academy of Pediatrics (AAP) recomendó desde 2012 no usar trampolines recreativos en el hogar, por los altos índices de lesiones asociadas.

¿Y los inflables? ¿Son una alternativa más segura?

Los inflables, como los brincolines o castillos inflables, son más populares en cumpleaños y eventos. Aunque presentan menos riesgo que los trampolines, también pueden causar accidentes.

“Nos ha tocado atender a niños que se golpearon los dientes, sufrieron luxaciones en los hombros o quedaron debajo de otros niños. El riesgo aumenta cuando hay hacinamiento y falta de supervisión”, dice Riquelme.

Qué tener en cuenta si igual se va a usar un trampolín o inflable

Si los padres deciden permitir este tipo de juegos, los especialistas recomiendan extremar los cuidados:

• Un solo niño a la vez. Nada de juegos grupales en el trampolín.

• Evitar acrobacias. Nada de volteretas, mortales o trucos peligrosos.

• Supervisión constante. Siempre debe haber un adulto atento, sin distracciones.

• No usar si está mojado. El agua aumenta el riesgo de resbalones y caídas.

• Verificar el estado del equipo. Que esté bien armado, limpio, sin roturas ni zonas expuestas.

Actividades alternativas más seguras

No todo juego físico implica riesgo. Riquelme y otros profesionales promueven actividades recreativas que permiten movimiento sin peligro:

• Juegos al aire libre en el pasto.

• Correr y jugar a la pelota.

• Saltar en colchonetas de piso.

• Clases de danza, yoga o psicomotricidad infantil.

• Actividades creativas: pintura, música, teatro o manualidades.

“La infancia debe vivirse con alegría, pero también con cuidado. A veces basta una caída mal amortiguada para tener consecuencias de por vida. No se trata de prohibir, sino de elegir mejor”, concluye el paramédico.

El objetivo de esta advertencia no es asustar, sino informar y prevenir, acotó el profesional. Las vacaciones son una oportunidad para que los niños se diviertan, exploren, jueguen y aprendan. Pero también es responsabilidad de los adultos crear entornos seguros, donde el juego no se convierta en una tragedia.

“Si esta información evita una fractura, una cirugía o una internación, entonces valió la pena compartirla. A veces una decisión a tiempo puede marcar la diferencia”, finaliza Riquelme.