Según Alarcón, durante este periodo se detecto un crecimiento significativo en la comercialización de este contenido ilícito, impulsado principalmente por una creciente demanda de parte de consumidores que buscan constantemente nuevas imágenes y videos.
Expansión del comercio ilegal
Este negocio ilegal econtró terreno fértil debido a la facilidad de distribución a través de plataformas digitales y redes sociales. “El constante intercambio de material de pornografía infantil es alarmante, y lo más preocupante es que cada vez surgen más usuarios que consumen y comparten este contenido”, explicó el comisario. Alarcón subrayó que la expansión de esta actividad ilícita responde a la necesidad de los consumidores de acceder a contenido más reciente y perturbador, lo que ha generado un ciclo de producción y demanda que crece sin cesar.
Legislación paraguaya: un marco robusto
En cuanto a la legislación, Alarcón recordó que la ley paraguaya aborda de manera exhaustiva el fenómeno de la pornografía infantil. El artículo 140 del Código Penal especifica que tanto la tenencia, distribución, promoción, producción y oferta de este material son delitos graves. “No hay excusa para alegar desconocimiento de la ley. Cualquier ciudadano que reciba este tipo de imágenes está obligado a reportarlas”, puntualizó el comisario.
En este sentido, señaló que todas las plataformas digitales, incluidas las redes sociales y sitios web, cuentan con opciones para denunciar contenidos inapropiados y a los usuarios que los compartan. Estas herramientas son fundamentales para combatir la proliferación de material ilícito y detener a quienes se esconden detrás de perfiles anónimos o falsos.
Riesgos en grupos sociales y redes informales
El comisario también alertó sobre el peligro de recibir y difundir imágenes inapropiadas en grupos de chat, ya sea entre amigos, compañeros de trabajo o en contextos sociales como equipos deportivos o vecinos. “Es común encontrarse con grupos en los que un miembro comienza a enviar pornografía desde temprano en la mañana, sin que los demás sepan que en algunos casos estos materiales pueden involucrar a menores”, explicó Alarcón, añadiendo que estos comportamientos no solo son peligrosos, sino también ilegales.
Redes de pedófilos: conexiones ocultas
Cada intervención policial revela una estructura más amplia de pedófilos que se dedican a compartir y consumir este tipo de contenido. Según el comisario, en cada operativo de la unidad de Cibercrimen, se identifican nuevos actores que, a su vez, están conectados con otras redes. “Es un fenómeno en el que, una vez que intervenimos, se van identificando más y más personas involucradas. Es una red extensa y muy organizada”, señaló.
Responsabilidad compartida: consumidores y productores
Alarcón hizo hincapié en que tanto quienes producen como quienes consumen este material son igualmente responsables. “Para mí, no hay mucha diferencia entre el pedófilo que produce y el que se sienta a ver un video donde un niño de 6, 8 o 12 años es abusado. Ambos son culpables y deben enfrentar las consecuencias legales”, sentenció el comisario.
Con este llamado, Alarcón reiteró la importancia de la colaboración ciudadana y la denuncia activa para erradicar este problema que afecta a los más vulnerables: los niños y adolescentes. La unidad de Cibercrimen continúa trabajando en identificar y desmantelar estas redes, mientras solicita el apoyo de la población para reportar cualquier actividad sospechosa.