Esta cifra, alarmante por sí sola, no incluye el sufrimiento silencioso de millones que conviven diariamente con una carga emocional insostenible en sus lugares de trabajo.
Aunque los datos pertenecen al continente europeo, la problemática no conoce fronteras. En Paraguay, según el Ministerio de Salud Pública, una de cada cinco personas podría padecer problemas de salud mental relacionados con el entorno laboral.
Los efectos del estrés laboral no solo se manifiestan en la mente, sino también en el cuerpo: insomnio, gastritis, cefaleas, hipertensión y enfermedades cardiovasculares son algunas de las consecuencias físicas que puede generar. Y en los casos más graves, el desenlace puede ser trágico.
Un enemigo silencioso en las oficinas paraguayas
Aunque aún existen pocos estudios sistemáticos sobre salud mental laboral en Paraguay, los profesionales del área advierten sobre un aumento preocupante de cuadros de ansiedad, depresión y síndrome de burnout (agotamiento profesional) entre empleados de distintos sectores.
“La salud mental en el entorno laboral es un tema muy subestimado en Paraguay. Culturalmente, se espera que el trabajador ‘aguante’ y se mantenga productivo, aunque esté emocionalmente al límite”, señala la Lic. Luz Miranda, psicóloga clínica, magíster en Psicología Laboral y especialista en riesgos psicosociales.
Miranda comenta que, en su consulta, noto un incremento en pacientes con síntomas relacionados directamente con situaciones laborales, jefes abusivos, sobrecarga de tareas, horarios extendidos, miedo constante a ser despedidos o presiones por resultados. “Muchas veces el cuerpo empieza a hablar por el estrés acumulado. Personas jóvenes con problemas de hipertensión, insomnio crónico o crisis de ansiedad constantes”, explica.
¿Cómo identificar el estrés laboral?
La especialista describe una serie de signos que podrían indicar que una persona está siendo afectada por el estrés o la sobrecarga en el trabajo:
• Sensación constante de agotamiento, incluso tras dormir.
• Irritabilidad o reacciones emocionales exageradas.
• Falta de motivación y disminución del rendimiento.
• Problemas de memoria y concentración.
• Dolores físicos frecuentes sin causa médica aparente.
• Aislamiento social o falta de interés por actividades personales.
“Cuando estos síntomas persisten por semanas y afectan el desempeño laboral y la vida personal, hablamos de un cuadro que necesita intervención urgente”
Ambiente laboral: ¿saludable o tóxico?
Diversos estudios sostienen que el ambiente laboral tiene un impacto directo en la salud emocional de los empleados. Entornos donde predomina la presión, el miedo, la competencia excesiva o el maltrato verbal pueden convertirse en focos de enfermedades mentales. En Paraguay, esta situación es particularmente crítica en sectores como atención al cliente, call centers, docencia, salud y administración pública.
“La falta de reconocimiento, las metas inalcanzables y la ambigüedad en las funciones generan una sensación constante de frustración e impotencia. Nadie puede rendir bien bajo esas condiciones sin pagar un precio emocional”, explica Miranda.
Prevención: una responsabilidad compartida
La psicóloga subraya que la prevención debe ser asumida tanto por empleadores como por los propios trabajadores.
¿Qué pueden hacer las empresas?
• Promover un entorno saludable: fomentar el respeto, la cooperación y el reconocimiento.
• Capacitar a líderes y mandos medios: enseñar a identificar señales de desgaste emocional en sus equipos.
• Definir funciones claras y metas realistas.
• Implementar políticas de desconexión digital fuera del horario laboral.
• Brindar acceso a apoyo psicológico dentro de la empresa.
¿Qué pueden hacer los empleados?
• Aprender a poner límites y no romantizar el exceso de trabajo.
• Priorizar el autocuidado: buena alimentación, descanso y recreación.
• Buscar ayuda profesional si sienten que ya no pueden manejar la carga emocional.
• Conversar con colegas o supervisores sobre lo que les afecta.
Un problema económico también
Más allá del impacto en la salud, el estrés laboral también tiene un alto costo económico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos mentales causan una pérdida estimada de 12.000 millones de días laborales cada año. Esto se traduce en miles de millones de dólares perdidos en productividad.
“Cada dólar invertido en programas de salud mental dentro del trabajo puede generar un retorno de hasta cuatro dólares”, destaca Miranda. Esto incluye menos ausentismo, menor rotación de personal y una mejora en el clima organizacional.
La salud mental no puede seguir siendo un tabú
A pesar de los avances en la conversación pública sobre salud mental, en muchos ámbitos laborales sigue siendo un tema estigmatizado. La mayoría de los trabajadores no se animan a hablar de sus dificultades emocionales por miedo a ser juzgados o incluso despedidos.
“El estrés no es debilidad, ni la ansiedad es flojera. Son respuestas del cuerpo a una situación que sobrepasa los recursos de una persona. Reconocerlo, pedir ayuda y exigir mejores condiciones laborales no solo es válido, es necesario”, concluye la especialista.