La normativa en Asunción
La disposición está contemplada en la ordenanza municipal Nº 92/2023, que en su artículo 119 establece claramente que el conductor debe conducir con precaución y evitar salpicar a peatones o a otros vehículos cuando exista agua, barro o sustancias viscosas en la vía pública.
La sanción corresponde a 10 jornales mínimos (cada uno de G. 107.627), lo que en total representa alrededor de 1.076.270 guaraníes. La PMT aclara que esta multa aplica tanto si el afectado es una persona como si se trata de un vehículo que sufre daños en pintura o carrocería a consecuencia de estas salpicaduras.
El desafío de probar la infracción
Aunque la norma existe, demostrar la falta no siempre resulta sencillo. Según la PMT, las víctimas deben presentar pruebas como fotos, videos o grabaciones de cámaras de seguridad que permitan identificar la matrícula del vehículo infractor.
“Estamos trabajando en mecanismos que nos permitan aprovechar mejor la tecnología, pero mientras tanto animamos a la ciudadanía a documentar los hechos y presentarlos como antecedentes en el Juzgado de Faltas”, señalaron desde la institución.
En caso de que la víctima busque una compensación económica adicional a la multa, debe recurrir posteriormente a la justicia ordinaria. Sin embargo, muchas personas prefieren no iniciar este camino por considerarlo largo y tedioso, lo que reduce el número de denuncias formales.
¿Qué ocurre en otros países?
El tema de los conductores que salpican a los peatones no es exclusivo de Asunción.
• Argentina: en ciudades como Buenos Aires o Córdoba, el Código de Convivencia Urbana también prevé sanciones para quienes mojen a peatones con agua o barro. Las multas pueden rondar los 70.000 pesos argentinos dependiendo de la gravedad y de la reincidencia.
• España: la Dirección General de Tráfico (DGT) considera esta práctica una infracción leve, pero puede costar al conductor hasta 200 euros. Además, se promueve una fuerte campaña de concienciación ciudadana para denunciar estas conductas.
• México: en la Ciudad de México, salpicar a un peatón con agua o lodo se encuadra dentro de las faltas de “manejo imprudente”. La sanción puede ir desde una amonestación hasta una multa económica superior a los 2.000 pesos mexicanos.
• Colombia: en Bogotá y Medellín, el Código Nacional de Tránsito sanciona las maniobras que atenten contra la seguridad de peatones. Mojar con agua o barro entra dentro de esta clasificación y conlleva una multa cercana a los 500.000 pesos colombianos.
• Reino Unido: en ciudades como Londres, salpicar deliberadamente a peatones con charcos de agua es sancionado con hasta 5.000 libras esterlinas, ya que se considera conducción peligrosa y una clara falta de respeto a la convivencia.
Más allá de la multa: educación vial
El trasfondo de estas regulaciones no es solo recaudatorio. Se busca generar mayor conciencia vial, sobre todo en días de lluvia donde las calles se vuelven más peligrosas. “Conducir con precaución no solo evita accidentes de tránsito, también es un acto de respeto hacia quienes caminan por la ciudad”, remarcaron desde la PMT.
Al final, el objetivo común —tanto en Paraguay como en otros países— es fomentar un tránsito más seguro y solidario, donde el peatón sea considerado como parte vulnerable del sistema de movilidad y reciba la debida protección, acotaron.