01 jun. 2025

Abuso sexual infantil en Paraguay: 95 % ocurre en entornos cercanos

Cada dos horas, una niña, niño o adolescente es víctima de abuso sexual en el país. La mayoría de los casos ocurre en entornos familiares. El 31 de mayo, el país honra la memoria de Felicita Estigarribia y alza la voz para exigir una niñez libre de violencia.

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Este 31 de mayo, Paraguay conmemora el Día Nacional de Lucha contra el Maltrato, Abuso Sexual y Laboral de Niños, Niñas y Adolescentes, una fecha instaurada en homenaje a Felicita Estigarribia, una niña de apenas 11 años que fue hallada muerta con signos de abuso sexual en la ciudad de Yaguarón, en el año 2004. Su historia estremeció al país e impulsó la creación de una jornada para recordar a todas las víctimas y renovar el compromiso de proteger a la niñez.

A 21 años de su asesinato, las cifras siguen generando alarma. De acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado, en Paraguay se registra un caso de abuso sexual infantil cada dos horas, lo que refleja un grave problema estructural y social. Lejos de tratarse de hechos aislados, los casos suelen estar ligados a entornos de confianza: el 95 % de las víctimas son agredidas por personas cercanas, según el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (MINNA).

El abuso no tiene rostro: “No todo es lo que parece”

Este año, el MINNA presentó la campaña 2025 de #TodosSomosResponsables, bajo el lema “No todo es lo que parece”, con el objetivo de alertar sobre lo difícil que es detectar el abuso cuando proviene de entornos considerados seguros, como el hogar o el círculo familiar.

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“Es importante que la sociedad entienda que el abuso no siempre es evidente, ni proviene de extraños. Muchas veces, el agresor es una figura de autoridad o afecto: un padrastro, un tío, un vecino, incluso el propio padre”, sostuvo la ministra de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez, durante la presentación de la campaña.

La estrategia busca promover la prevención desde la infancia y fomentar la detección temprana a través del involucramiento activo de los adultos, tanto en el hogar como en las instituciones educativas, comunidades, iglesias y espacios recreativos.

Un daño que deja huellas profundas

Para entender mejor las consecuencias que deja el abuso en la infancia, conversamos con la Lic. Paola Caballero, psicóloga clínica especializada en atención a víctimas de violencia sexual, quien explicó que los efectos no se limitan al momento del hecho, sino que muchas veces se extienden durante toda la vida.

“El abuso sexual infantil es una de las formas más destructivas de violencia, porque vulnera la integridad física, emocional, psicológica y sexual de un ser humano en pleno desarrollo”
Lic. Paola Caballero, psicóloga clínica

La víctima puede quedar atrapada en una experiencia traumática que afecta su autoestima, su capacidad de confiar en los demás, su sexualidad, su salud mental y sus relaciones personales”, afirma la profesional.

Caballero explica que no todas las secuelas aparecen de inmediato, algunas se manifiestan en la adolescencia o adultez, cuando la persona comienza a recordar o tomar conciencia de lo vivido. Entre los síntomas más comunes están los trastornos de ansiedad, la depresión, los problemas del sueño, conductas autolesivas, aislamiento social, trastornos de alimentación, bajo rendimiento escolar, e incluso intentos de suicidio.

“Muchos niños no pueden verbalizar lo que les está ocurriendo, ya sea por miedo, vergüenza o porque ni siquiera tienen el lenguaje para describirlo. Otros sienten culpa o temor a romper la familia. Por eso es fundamental que los adultos estemos atentos a las señales, escuchemos sin juzgar y busquemos ayuda profesional ante cualquier sospecha”, añade.

¿Dónde puede ocurrir el abuso?

Contrario a la creencia popular, los abusos sexuales no ocurren únicamente en lugares oscuros ni son perpetrados por personas desconocidas. Pueden suceder en el hogar, en instituciones educativas, centros religiosos, lugares de trabajo, comunidades indígenas, zonas rurales o urbanas, en viajes, e incluso a través de internet.

Con el auge del acceso a redes sociales y plataformas digitales, también crecen los riesgos de explotación sexual en línea, grooming y difusión no consentida de imágenes íntimas de menores, un delito que se volvió más frecuente en los últimos años y cuya persecución todavía enfrenta obstáculos legales y tecnológicos.

Canales de denuncia: romper el silencio

Romper el silencio sigue siendo el primer paso hacia la justicia y la reparación. El Estado pone a disposición varios canales confidenciales para denunciar casos de abuso, maltrato o explotación:

• Línea 147 – Fono Ayuda (Ministerio de la Niñez y Adolescencia)

• Línea 911 – Policía Nacional

• Línea 133 – Defensoría de la Niñez y la Adolescencia

Además, el sistema judicial contempla medidas de protección inmediata para las víctimas, como el alejamiento del agresor, albergue temporal, asistencia psicológica y acompañamiento legal.

Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y colectivos de protección a la infancia denuncian que las respuestas institucionales todavía son lentas y, en muchos casos, revictimizantes, lo que desincentiva las denuncias y deja a los menores desprotegidos.

Un llamado colectivo: proteger la infancia es urgente

Cada 31 de mayo es un recordatorio de que el abuso sexual infantil no es un problema privado ni aislado, sino un drama social que requiere el compromiso de todos: Estado, familias, docentes, profesionales de la salud, medios de comunicación y ciudadanía en general.

Recordar a Felicita Estigarribia no debe limitarse a una fecha en el calendario. Debe ser una bandera de lucha permanente para garantizar que ninguna niña o niño tenga que vivir lo que ella vivió.

“La única forma de erradicar el abuso es hablarlo, visibilizarlo y actuar con firmeza. El silencio protege al abusador, no a la víctima”, concluye la Lic. Caballero.

Porque la niñez no se toca, porque la infancia no se abusa ni se silencia, y porque #TodosSomosResponsables.