05 jun. 2025

La falta de educación sexual en el seno familiar “deja al adolescente vulnerable”

La falta de comunicación, la poca atención y ciertos miedos tanto por parte de los padres como de los hijos, entre otros rasgos, llevan a que la educación sexual sea todavía tomada como tabú dentro de muchas familias.

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Recientemente, un supuesto nuevo caso de feminicidio se registró en Coronel Oviedo, resultando víctima fatal una joven de tan solo 17 años. Su nombre era María Fernanda Benítez, y se habla de un embarazo no deseado, un intento de aborto que salió mal y toda una familia siendo señalada como autora de un horrendo hecho.

A partir de los datos que se van dando a conocer en relación al tema, se hace muy importante tocar el punto de la educación sexual en la etapa de la adolescencia. Melissa Sánchez, psicóloga y terapeuta infantil y juvenil del Centro Gestáltico del Paraguay, en contacto con este medio habló de ello y de la importancia de conservar el buen trato y la buena comunicación entre padres e hijos.

“En muchos contextos, la educación sexual sigue siendo un tema tabú, lo que deja al adolescente desinformado y vulnerable a obtener sus referencias de fuentes poco confiables”, empezó mencionando la profesional, agregando que este tipo de silencios interfiere en el darse cuenta y el desarrollo sano de la identidad del adolescente.

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Cómo encararlo:
-Con autenticidad y claridad: Nombrar lo que sucede, sin eufemismos ni dramatismos.

-Respetando el ritmo del otro: No forzar, sino abrir la posibilidad del diálogo.

-Validando la experiencia corporal y emocional: Ayudar al adolescente a contactar con su cuerpo, sus emociones y sus deseos sin culpa ni juicio, ser las personas a quienes puedan recurrir sin miedos o ser juzgados o retados.

La profesional considera fundamental que los adolescentes se sientan vistos, escuchados y comprendidos, especialmente en una etapa donde las emociones y vivencias pueden resultar abrumadoras o contradictorias. “Validar sus emociones y experiencias no significa estar de acuerdo con todo lo que hagan, sino reconocer lo que sienten como legítimo; acompañarlos en su exploración interna y crear un espacio seguro para expresarse”.

Conservar la comunicación y el buen trato con los hijos
Para que todo lo mencionado más arriba se pueda dar, y el adolescente pueda expresar sus dudas en cuanto a la sexualidad dentro del seno familiar, el mismo debe tener la certeza de que será escuchado, valorado y bien guiado.

“El trato entre padres e hijos debe sustentarse en la presencia, autenticidad y contacto genuino. Se espera que los padres puedan estar disponibles emocionalmente, sin invadir, y que acompañen el proceso de individualización del adolescente con apoyo, límites claros y escucha activa”, explicó la psicóloga. Esto se dará siempre que los padres practiquen:

-Presencia auténtica: estar emocionalmente disponibles, más allá de los límites claros, estar presentes y acompañar desde la validación y comprensión.
-Contacto sin manipulación: propiciar el diálogo sin imponer, sin forzar al otro a cambiar de acuerdo a expectativas individuales o sociales, sino aceptando el proceso del adolescente.

-Respeto por el ciclo vital: comprender que la adolescencia implica una búsqueda de identidad, autonomía y experimentación, y no es un ataque a la familia.

“En muchos contextos, la educación sexual sigue siendo un tema tabú, lo que deja al adolescente desinformado y vulnerable a obtener sus referencias de fuentes poco confiables”
Melissa Sánchez, , psicóloga y terapeuta infantil y juvenil del Centro Gestáltico del Paraguay

¿Por qué se da esa ruptura en cuanto a la confianza entre padres e hijos adolescentes?
Sin embargo, en muchas familias suele darse una ruptura de confianza de hijos para con sus padres, o viceversa. “La ruptura en la confianza se da cuando se interrumpe el contacto genuino entre padres e hijos, lo que puede suceder por varios motivos, algunos pueden ser”:

-Los padres proyectan sus miedos o expectativas en sus hijos sin verlos realmente como son.

-Están físicamente pero no emocionalmente, o solo intervienen para criticar, corregir o controlar.

-La adolescencia implica oposición, cambio, exploración; si los padres no lo aceptan, se genera tensión.

-Los adolescentes al no tener un lugar de expresar sus necesidades y emociones hacia fuera, se las guarda (lo que puede derivar en síntomas, aislamiento o conductas de riesgo).

Vale agregar que, es muy importante la presencia auténtica de los padres, no solo física, o monetaria, sino emocional y disponible (mirarlos al hablar, tomarse un tiempo de calidad sin pantallas, llegar después del trabajo y compartir un momento de dialogo asertivo); es un recurso poderoso de regulación y contención. “No se trata de ´controlar´, sino de estar allí sin juicio, con apertura, con atención verdadera”.

Finalmente, la entrevistada expresó que “los límites claros y coherentes siguen siendo necesarios, no como imposiciones externas, sino como formas de cuidar el contacto, de marcar hasta dónde puedo ir sin dañarme ni dañar al otro. Los adolescentes necesitan estos límites para sentir que hay un marco que los contiene, aunque se resistan o los pongan a prueba”.