21 oct. 2025

El cansancio emocional de fin de año en niños: la importancia de acompañar antes que empujar

En épocas como éstas, la fatiga, el estrés, la irritabilidad, empiezan a hacerse presentes en los más pequeños debido a la ya larga rutina escolar. Los padres deben saber valorar las pausas, los descansos y el acompañamiento a los chicos para descargar presiones.

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A medida que el año avanza hacia su final, por parte de los padres se empiezan a escuchar frases como: “ya no da más”, “está irritable”, “no quiere ir al colegio”, “todo le cuesta” o “dice que está cansado”; todo, en referencia a sus niños que muestran cierto desgaste escolar.

Según Melissa Sánchez, psicóloga infantil, aunque se tiende a pensar en el cansancio es netamente algo propio de los adultos, los niños también sienten el peso de los meses acumulados, las exigencias, las rutinas y los múltiples cambios que se suceden durante el año, casi sin pausa.

“El cansancio no siempre se nota en el cuerpo. Muchas veces se manifiesta como irritabilidad, llanto fácil, resistencia para asistir al colegio, desinterés o dificultades para concentrarse”, explicó la profesional, quien alertó de que “no es falta de voluntad ni desobediencia, es el modo en que el cuerpo y las emociones les avisan que ya es suficiente, que necesitan bajar el ritmo para poder volver a encontrarse con ellos mismos”.

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Sánchez, explica también que a lo largo del año “las rutinas suelen llevarnos a funcionar en modo automático, cumplir horarios, tareas, compromisos y actividades. Pero al hacerlo, muchas veces perdemos el contacto con cómo estamos realmente. El fin de año, entonces, se convierte en un llamado, una invitación a detenernos, revisar y cuidar el modo en que estamos viviendo los cierres”.

Acompañar antes que empujar
Nuevamente en el caso de los más pequeños, el cierre del año escolar no es solo el final de las clases, también es un proceso emocional y simbólico que implica despedidas, logros, frustraciones y aprendizajes.

Sin embargo, frente al cansancio de los chicos, la tendencia adulta suele ser “empujar un poco más”, e insistir en que terminen bien las tareas, las notas o las actividades. Por ello, la importancia de acompañar a nuestros hijos en vez de exigir en demasía

“El fin de año, con sus clausuras, exámenes y trabajos, no tiene por qué ser una carrera hacia la meta. Puede ser un tiempo de encuentro, de balance y de agradecimiento, un momento para mirar a los niños y también a nosotros mismos con ternura, reconociendo el camino recorrido y el derecho a parar”

“Acompañar es dar permiso para descansar, para no rendir tanto, para soltar lo que ya no es necesario”, agregó la profesional, quien dejó unos tips de la manera en que se podría acompañar mejor a los chicos:

-Escuchamos lo que el niño siente sin corregir ni minimizar (sí, entiendo que estés cansado).

-Bajamos nuestras propias expectativas de perfección.

-Sostenemos rutinas básicas, pero sin sobrecargarlas.

-Creamos pequeños espacios de encuentro real: cocinar juntos, leer, jugar sin objetivo, simplemente estar.

“Acompañar sin exigir es ofrecer presencia, no rendimiento, es confiar en que el descanso también enseña. El fin de año, con sus clausuras, exámenes y trabajos, no tiene por qué ser una carrera hacia la meta. Puede ser un tiempo de encuentro, de balance y de agradecimiento, un momento para mirar a los niños, y también a nosotros mismos, con ternura, reconociendo el camino recorrido y el derecho a parar”, finalizó.

De esta manera, cuidar el contacto y la autenticidad, significará estar disponibles para el otro sin perder el propio centro. Una vez logrado eso, el cansancio deja de ser un enemigo y se convierte en un mensaje. “El cuerpo y las emociones piden pausa para poder volver a fluir, porque descansar también es crecer, y detenernos a tiempo es una forma de cuidar”.