27 mar. 2025

8M: ¿Celebración, conmemoración o lucha?

Cada año, el Día Internacional de la Mujer despierta debates sobre su verdadero significado y la manera en que debería abordarse. ¿Es una fecha para celebrar los logros alcanzados? ¿O más bien un recordatorio de la lucha por los derechos aún pendientes? ¿Se debe festejar, conmemorar o reivindicar?

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Para la investigadora María Emilia Gouffray, es importante reconocer los avances logrados en más de un siglo de lucha, pero advierte que la fecha no debe convertirse en una “celebración biologicista ni esencialista”, es decir, que no se debe centrar en una visión tradicional de la mujer basada en su biología o en roles como la maternidad.

“Lo fundamental es que sigamos en las calles, movilizándonos y exigiendo nuestros derechos, porque la historia nos enseñó que los derechos no están escritos en piedra. Así como hemos conseguido avances, también podemos perderlos en cualquier momento”, explica. Como ejemplo, menciona la reciente revocación del derecho al aborto en varios estados de Estados Unidos, para ella un retroceso que encendió alarmas en los movimientos feministas de todo el mundo.

Desde su perspectiva, la unidad y la acción colectiva son esenciales: “Permanecer unidas, activas y en las calles nos fortalece. Es fundamental demostrar que seguimos conscientes de las desigualdades y dispuestas a luchar el tiempo que sea necesario”.

El origen de la conmemoración

El 8 de marzo es una jornada que convoca a millones de mujeres en todo el mundo, quienes participan en marchas, paros y actividades de sensibilización. Aunque es común asociar la fecha con el incendio en una fábrica textil de Nueva York en 1911, que dejó más de un centenar de trabajadoras fallecidas, la historia del Día Internacional de la Mujer es más compleja y tiene antecedentes en diversas luchas obreras.

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Uno de los eventos clave ocurrió el 8 de marzo de 1917 en Rusia, cuando miles de mujeres se movilizaron en San Petersburgo (entonces Petrogrado) exigiendo mejores condiciones laborales, acceso al pan y el fin de la Primera Guerra Mundial. Esa manifestación marcó el inicio de la Revolución Rusa y fue un hito en la historia del feminismo.

Sin embargo, la idea de establecer una fecha dedicada a la lucha de las mujeres surgió en 1910, cuando la militante socialista alemana Clara Zetkin la propuso durante la Conferencia Internacional de Mujeres en Copenhague, Dinamarca. La historiadora Sandra Ferrer, especializada en feminismo, explica que Zetkin buscaba que este día sirviera para exigir el derecho al voto y otras reivindicaciones fundamentales para las mujeres trabajadoras.

El 8M en la actualidad: una lucha vigente

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) oficializó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer en 1977, reconociendo su importancia a nivel global. Desde entonces, la fecha fue un símbolo de la lucha por la igualdad de género y la erradicación de la violencia contra las mujeres.

A más de un siglo de su origen, en Paraguay las demandas siguen vigentes: el derecho a un salario equitativo, el acceso a la educación y la salud, la protección frente a la violencia de género y el reconocimiento de la labor de las mujeres en todos los ámbitos.

En muchos países, la jornada se convirtió en un día de movilización masiva, con huelgas feministas, protestas y actos de concienciación que buscan visibilizar la desigualdad aún existente.

Mientras algunos sectores intentan reducir la fecha a un mero festejo, con flores y mensajes de felicitación, los colectivos feministas insisten en que el 8M no es un día de celebración, sino de reivindicación. La historia demuestra que los derechos conquistados nunca están garantizandos y que la lucha por la equidad de género aún tiene un largo camino por recorrer.