Un megaoperativo de la Policía Nacional y Militar de Río de Janeiro, se llevó a cabo en los complejos Alemão y Peña, de las favelas de la ciudad brasilera, arrojando hasta el momento un total de 120 personas fallecidas y 81 detenidos.
Dicho procedimiento se realizó como parte de la lucha contra el grupo Comando Vermelho, e involucró nada menos que a 2.500 agentes de seguridad que cubrieron 9 millones de metros cuadrados, según datos proveídos por las fuerzas militares de Río.
El megaoperativo llamó incluso la atención de la prensa mundial, especialmente por la cantidad de fallecidos. Además, durante el operativo fueron decomisados más de 100 rifles y una gran cantidad de drogas. Por razones de seguridad, las clases en decenas de escuelas y universidades fueron suspendidas, mientras que decenas de rutas de transporte público dejaron de operar durante los enfrentamientos.
Tampoco está demás mencionar que, uno de los momentos más escalofriantes para los intervinientes fue el descubrimiento de un galpón clandestino en Relango, zona oeste de Río de Janeiro, con una sala de tortura operada por el Comando Vermelho, lo que puso una vez más en evidencia el nivel de brutalidad y sofisticación con el operan.
La sala estaba especialmente acondicionada para infligir castigos a miembros de grupos rivales o vecinos “rebeldes”. El espacio estaba equipado con aislamiento acústico, lo que permitía amortiguar los gritos de dolor y desesperación de las víctimas.
Dentro de dicha sala, los agentes identificaron una poltrona (un asiento especial), cuerdas y un tonel o cubeta que, según las pesquisas, servían para practicar ahogamientos. Además, un gancho instalado en el techo completaba el conjunto de instrumentos de tortura, pues así suspendían a las víctimas para aumentarles el sufrimiento.
Por otro lado, en uno de los galpones del sitio se hallaron vehículos clonados como patrullas policiales.
La megaoperación en los complejos da Penha y Alemão fue la más letal registrada en Río de Janeiro. El gobierno estatal calificó la operación como un “éxito”, mientras que organizaciones de derechos humanos y habitantes de la zona denunciaron abusos.
 
    
     
    
     
 
 
 
