02 may. 2025

Trabajar en Paraguay: informalidad, brechas y reclamos

El Día Internacional del Trabajador llegó con una fuerte interpelación al Gobierno paraguayo, médicos del sistema público una vez más reclaman mejoras salariales, denunciando que son “la mano de obra más barata del Estado”.

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La protesta se sumó a la movilización de diversas organizaciones sindicales y sociales que exigieron condiciones laborales dignas, en un país donde la informalidad sigue siendo la norma y no la excepción.

Las consignas coincidían en un diagnóstico común, el modelo económico actual genera empleo, pero sin garantías ni derechos. “Trabajamos turnos extenuantes, sostenemos el sistema de salud con esfuerzo humano, y sin embargo nos niegan lo básico que es un salario justo y estabilidad”, expresó una médica durante la movilización frente al Ministerio de Salud Pública.

Una economía que crece, pero no protege

A pesar de las proyecciones positivas en términos macroeconómicos, la realidad laboral paraguaya sigue plagada de precariedad. Según la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 62% de las unidades económicas del país operan en la informalidad. Esto significa que más de la mitad de los trabajadores paraguayos no tiene acceso a seguridad social, jubilación, vacaciones ni otros derechos básicos consagrados por la ley.

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Iván Ojeda, director del INE, explicó que esta cifra posiciona a Paraguay por encima del promedio regional, que ronda el 55%, aunque por debajo de países como Perú (74%). En el otro extremo se encuentran Uruguay y Chile, con índices de informalidad cercanos al 25%.

“Esto representa uno de los principales desafíos estructurales del país. Si no se ataca la informalidad, no habrá desarrollo sostenible ni reducción de la pobreza”, advirtió Ojeda. La situación se agrava en sectores como el trabajo doméstico, el comercio ambulante y los servicios por plataformas digitales, donde miles de personas sobreviven al margen de toda regulación laboral.

Los números detrás del empleo

Actualmente, Paraguay cuenta con 2.996.000 personas ocupadas, es decir, que realizan alguna actividad económica aunque sea una hora por semana. De ese total, 1.691.000 son hombres y 1.305.000 mujeres. No obstante, el dato más relevante es que una porción significativa de esos trabajadores no está formalmente registrada, lo que implica que carecen de cobertura médica, seguro laboral y estabilidad contractual.

En contraste, unas 142.000 personas se encuentran desempleadas, buscan trabajo activamente pero no lo consiguen. Este número representa el 4,6% de la población económicamente activa.

Al analizar los sectores económicos, el 60% de los trabajadores se concentra en el sector terciario —comercio, gastronomía, servicios personales—, un rubro históricamente asociado con bajos niveles de formalización. El sector secundario (industria y construcción) emplea al 21%, mientras que el sector primario (agricultura, ganadería, pesca) ocupa solo al 16%, un porcentaje que viene disminuyendo de forma constante, evidenciando el abandono del campo y la falta de políticas que retengan a la población rural.

¿Quiénes tienen empleo formal?

De acuerdo con los registros del INE, existen actualmente 1.503.000 asalariados: 279.000 en el sector público y 1.224.000 en el privado. Este último es considerado el motor de la economía nacional. Sin embargo, al desagregar los datos, se observa una amplia brecha de género: de los asalariados privados, 834.000 son hombres y solo 390.000 son mujeres, lo que pone de relieve la desigualdad persistente en el acceso al empleo formal.

A esto se suma el fenómeno de la subocupación, que afecta principalmente a quienes trabajan por cuenta propia o en plataformas digitales como repartidores en moto o conductores de apps. Estas personas trabajan menos de 30 horas semanales y desean ampliar su jornada laboral, pero no encuentran cómo hacerlo. A pesar de generar ingresos, lo hacen sin cobertura médica, sin seguro ni jubilación.

La otra cara del empleo: debilidad sindical

El debilitamiento de los sindicatos es otra arista del problema laboral en Paraguay. Solo el 6,7% de los trabajadores está sindicalizado, una de las cifras más bajas de América Latina. Las causas son múltiples: alta informalidad, desindustrialización, fragmentación del movimiento obrero y desconfianza hacia las instituciones.

Un informe regional publicado por la agencia EFE señala que los sindicatos enfrentan uno de sus peores momentos históricos, presionados por Gobiernos con orientación liberal, reformas laborales regresivas y un contexto de creciente desigualdad. En Paraguay, el derecho a la sindicalización está garantizado por la Constitución, pero sigue siendo sistemáticamente obstaculizado en la práctica.

Durante el acto central del 1 de mayo en la Plaza de la Democracia, el dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores-Auténtica (CUT-A), José Pineda, cuestionó duramente al presidente Santiago Peña. “Este gobierno no escucha, no protege, no responde. Es un presidente ausente, no solo del país, sino de las necesidades más urgentes del pueblo trabajador”, expresó. Además, pidió que se revise el mecanismo de cálculo del salario mínimo, ya que actualmente no refleja el costo de vida real que enfrentan las familias.

¿Un futuro prometedor?

A pesar del escenario complejo, el director del INE se mostró optimista diciendo “Paraguay es uno de los países con mejores perspectivas de crecimiento en la región y cuenta con grado de inversión, lo que lo coloca entre los 60 países más atractivos para los capitales extranjeros”.

Sin embargo, el crecimiento económico no se traduce automáticamente en desarrollo social. La informalidad, la desigualdad de género, la falta de protección laboral y el estancamiento sindical son deudas históricas que no se resuelven solo con indicadores macroeconómicos favorables.

Mientras tanto, millones de paraguayos siguen trabajando en condiciones frágiles, sin cobertura ni derechos, y los médicos, como muchos otros trabajadores esenciales, reclaman que se reconozca su esfuerzo con algo más que aplausos: con condiciones laborales justas. “No es posible que la República, en donde hay 3% o 4% de inflación según los técnicos del Banco Central, haya un encarecimiento de los productos del inventario en un 40% o 50% en los últimos dos años”, refirió.

Alertó al gobierno y a los empresarios que aumentará la pobreza de seguir con esa línea. “Es necesario el abordaje serio, comprometido, inteligente de esta situación”, sostuvo.

Por otro lado, exigió al Ministerio de Trabajo una mayor eficacia y un mayor compromiso con la formalización de los empleos.

“Hoy todos los diarios, toda la prensa habla de 60% a 70% de informalidad y nadie se ruboriza”, puntualizó.

El 62% de las unidades económicas en Paraguay operan en la informalidad.

Paraguay cuenta con 2.996.000 personas ocupadas. De este total, 1.691.000 son hombres y 1.305.000 mujeres.

Mientras que el número de personas que están desempleadas asciende a unas 142.000, o sea un 4,6% de la población económicamente activa.