06 jun. 2025

Jornadas laborales extensas impiden una crianza afectiva y presente

El asesinato de la adolescente embarazada revela una crisis profunda, familias quebradas por la precariedad, instituciones débiles y jóvenes sin contención. Un Estado ausente y una sociedad cada vez más violenta.

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El brutal asesinato de María Fernanda, una joven de 17 años embarazoada, supuestamente a manos del propio padre del bebé que esperaba —también de 17 años—, conmocionó al país y expuso una vez más las grietas de una sociedad que, según el sociólogo Carlos Peris, “perdió su norte”.

“Este crimen no es un caso aislado ni una tragedia sin contexto. Es el reflejo más doloroso de una sociedad que hace tiempo abandonó a sus adolescentes a su suerte. Donde el Estado, la familia y la comunidad ya no cumplen su rol”, expresó Peris con dureza.

El crimen sacó a la luz no solo la falta de políticas públicas para la juventud, sino también un fenómeno silencioso pero devastador, el ausentismo forzado de los padres, muchas veces imposibilitados de acompañar a sus hijos por tener que asumir largas jornadas laborales para poder sobrevivir.

Padres ausentes, no por desinterés, sino por necesidad

En Paraguay, miles de familias viven bajo el peso de salarios insuficientes, empleos inestables y jornadas extenuantes. Esto obliga a madres y padres a estar fuera de casa gran parte del día, dejando a los adolescentes sin guía, sin acompañamiento y, muchas veces, sin afecto.

“No es que los padres no quieran criar a sus hijos. Es que no pueden. Tienen que trabajar de sol a sol para poder pagar el alquiler y poner comida en la mesa. Eso genera una ruptura emocional en la familia y un vacío en la formación de valores”, sostuvo Peris.

En ese vacío, muchas veces, las redes sociales se convierten en los principales referentes de los jóvenes, donde los discursos de odio, la violencia simbólica, la cultura del desprecio y la validación de relaciones tóxicas se reproducen sin filtro.

“Hoy los adolescentes reciben más mensajes de TikTok o Instagram que de sus propios padres o docentes. Y muchos de esos mensajes romantizan el control, el maltrato o la posesividad como si fueran amor. Eso tiene consecuencias trágicas”, alertó el sociólogo.

Violencia adolescente y vínculos rotos

Según Peris, la falta de educación emocional y afectiva en la adolescencia —sumada a la ausencia de adultos presentes— propicia relaciones peligrosas, desequilibradas, con dinámicas marcadas por los celos, la dependencia y el control.

“Una chica de 17 años embarazada debería tener apoyo familiar, acceso a información, contención psicológica, seguimiento del Estado. Pero en la mayoría de los casos están solas, abandonadas por todos. Así es como se incuban las tragedias”, advirtió.

El caso de María Fernanda no solo refleja una situación límite, sino también la incapacidad del Estado de prevenir estas muertes. “El Ministerio Público actúa tarde, muchas veces ignora denuncias previas o no activa los protocolos de forma urgente”, denunció Peris.

“Ley de la selva”: sociedad cansada y justicia ausente

El sociólogo también se refirió a la pérdida de confianza de la ciudadanía en las instituciones, en especial en la justicia, a la que calificó como “lenta, indiferente y selectiva”.

“Estamos viviendo una especie de ‘ley de la selva’. La gente siente que si no se defiende sola, nadie lo hará. Porque ve que los poderosos son corruptos, impunes, y que nada les pasa. Eso alimenta la rabia, el deseo de venganza, y una sociedad cada vez más fragmentada”, explicó.

En este contexto, la violencia deja de ser una excepción y empieza a ser parte del paisaje cotidiano. Peris advierte que si no se actúa con urgencia, seguiremos viendo casos como el de María Fernanda.

El desafío político: “Ponerse los pantalones”

El sociólogo hizo un llamado directo a la clase política, señalando que ya no hay tiempo para discursos vacíos ni tibiezas.

“Este país necesita un giro de timón. Necesitamos políticas que fortalezcan a las familias, que apoyen la crianza, que garanticen que los padres puedan estar presentes. Que apuesten por la educación en valores y por una justicia que actúe a tiempo”, remarcó.

Sostiene que hay que crear un sistema de protección real para los adolescentes, con asistencia psicológica, educación sexual integral, orientación vocacional y espacios donde puedan hablar, ser escuchados y encontrar respuestas.

“No se trata de más cárceles o castigos más duros. Se trata de prevenir. De construir un entorno donde la vida valga, donde amar no signifique poseer, donde los jóvenes puedan proyectarse más allá del día a día”, agregó.

Un llamado a la acción urgente

El crimen de María Fernanda no puede ser una estadística más. Es un llamado urgente a repensar el país que estamos construyendo. Un país donde la pobreza, la desprotección y la indiferencia institucional están cobrando vidas jóvenes.

“Este es un momento para que como sociedad hagamos una profunda autocrítica. Pero, sobre todo, para que actuemos. Porque cada adolescente que muere por violencia es una derrota colectiva. Y no podemos permitirnos seguir perdiendo”, concluyó Peris.