El informe, elaborado por la Dirección de Cálculos Actuariales del propio instituto, no solo proyecta una fecha límite, sino que muestra una tendencia que ya encendió todas las alarmas: a partir de 2035, el IPS empezará a utilizar su capital acumulado para pagar las jubilaciones mensuales, un punto de inflexión que marcará el inicio de la fase crítica del sistema.
De fondo sólido a sistema en cuenta regresiva
Según explicó José Velázquez, director de Cálculos Actuariales del IPS, las proyecciones actualizadas muestran un deterioro sostenido en el equilibrio financiero del régimen jubilatorio.
“Las cifras no mienten. Si el esquema actual se mantiene, el sistema comenzará a consumir sus reservas dentro de diez años y las agotará completamente en torno a 2047”
Aunque técnicamente el IPS no puede declararse en quiebra, el agotamiento de sus reservas implica un escenario de insostenibilidad operativa: los aportes y rendimientos ya no serán suficientes para financiar las prestaciones, y el Estado deberá intervenir con recursos fiscales o reformas profundas para evitar el colapso.
El deterioro de un equilibrio postergado
La crisis previsional del IPS no surgió de la noche a la mañana. Detrás del escenario actual hay más de una década de desajustes entre ingresos y egresos.
Las jubilaciones aumentaron a un ritmo muy superior al crecimiento de los aportes, mientras que la formalización laboral se estancó y la población envejece aceleradamente.
Entre los factores que alimentan la cuenta regresiva se destacan:
• Aumento del haber mínimo jubilatorio sin respaldo en aportes proporcionales.
• Pago del aguinaldo jubilatorio, incorporado como derecho permanente, que genera una carga adicional sobre el fondo.
• Inflación acumulada y menor rentabilidad de las inversiones del IPS, que rondan apenas el 2% anual.
• Débil fiscalización de los aportes patronales, alta evasión y deudas históricas del Estado con la institución, estimadas en más de 600 millones de dólares.
“Hoy tenemos un sistema que se sostiene por la inercia de sus inversiones, no por la fortaleza de su base contributiva”, resume un técnico del área financiera. “Es como vivir de los intereses sin reponer el capital. En algún momento, la cuenta se vacía”.
Los números que preocupan
Actualmente, el Fondo de Jubilaciones y Pensiones del IPS administra más de 3.000 millones de dólares en reservas. Pero el déficit operativo anual ronda ya los 400.000 millones de guaraníes, cifra que podría triplicarse hacia 2030 si no se aplican correctivos.
El escenario más pesimista del estudio actuarial indica que en 2035 el instituto deberá utilizar más de 100 millones de dólares de su propio capital para cubrir las jubilaciones mensuales. Desde ese punto, el descenso sería imparable: cada año se consumirían más reservas hasta llegar al punto de agotamiento total en 2047.
A partir de ese momento, el IPS dependería exclusivamente de los aportes corrientes y de transferencias del Tesoro Nacional, un modelo que pondría en riesgo no solo las jubilaciones, sino también la estabilidad fiscal del país.
Las causas del desequilibrio
Los expertos coinciden en tres causas estructurales que están empujando al sistema hacia su agotamiento:
1. Crecimiento del gasto previsional: el número de jubilados y pensionados aumenta mucho más rápido que el de trabajadores activos. La relación pasó de 6 aportantes por beneficiario a menos de 3, y sigue cayendo.
2. Baja rentabilidad de las inversiones: gran parte del fondo se mantiene en instrumentos de bajo rendimiento, como bonos o depósitos estatales, sin diversificación ni gestión activa.
3. Ausencia de reformas paramétricas: la edad de jubilación, los años mínimos de aporte y el porcentaje de contribución se mantienen iguales desde hace más de dos décadas, pese al cambio demográfico y económico.
A ello se suman problemas estructurales como la morosidad patronal, la evasión en los aportes y la falta de control efectivo sobre el trabajo informal, que priva al sistema de miles de cotizantes potenciales.
Voces del sector jubilado
Para Pedro Halley, representante de la Unión de Jubilados del IPS, la situación requiere medidas urgentes pero también un enfoque de justicia social:
“El aguinaldo jubilatorio fue una conquista legítima. Quisieron aumentar el aporte al trabajador formal para sostenerlo, cuando en realidad deberían enfocarse en reducir la evasión y el empleo en negro. No se puede seguir castigando al que cumple”, expresó Halley en declaraciones radiales.
Según el dirigente, antes de pedir más esfuerzo a los aportantes actuales, el Estado debería pagar sus deudas con el IPS y garantizar una administración más transparente de los fondos.
El debate político: entre la urgencia y el costo
El informe actuarial reavivó un debate que los sucesivos gobiernos han evitado encarar por su alto costo político.
Modificar los parámetros del sistema previsional —aumentar aportes, retrasar la edad de retiro o revisar beneficios— puede generar resistencia social y gremial. Pero, según advierten los técnicos, la inacción será mucho más costosa.
Velázquez señaló que si no se toman medidas en los próximos cinco años, el agotamiento podría adelantarse incluso antes de 2047. “La fecha límite no es una exageración, es una proyección matemática. Cada año sin corrección acorta el horizonte del sistema”, afirmó.
Las salidas posibles antes del colapso
Diversos especialistas coinciden en que el IPS aún puede revertir la tendencia, pero el margen de maniobra se achica. Entre las medidas más discutidas figuran:
• Aumentar los aportes de trabajadores y empleadores, actualmente del 9%.
• Elevar gradualmente la edad jubilatoria, siguiendo la tendencia regional.
• Ampliar el período de cálculo del salario promedio de 3 a 10 años, para moderar el impacto de los últimos años laborales.
• Revisar beneficios como el aguinaldo o las jubilaciones mínimas, buscando sostenibilidad sin recortes abruptos.
• Diversificar las inversiones del fondo, buscando mayor rentabilidad con menor riesgo.
• Fortalecer la fiscalización para combatir la evasión y formalizar más empleos.
Cada propuesta enfrenta resistencias, pero los expertos insisten en que la alternativa a una reforma ordenada será una crisis abrupta e inevitable.
El reloj previsional ya empezó a correr
El estudio actuarial funciona como una cuenta regresiva pública. 2047 ya no es una cifra lejana, sino un horizonte visible que se acerca año a año.
Si el sistema sigue financiándose con reservas, cada jubilación futura costará más y dependerá menos de los aportes.
Los analistas advierten que el IPS atraviesa hoy una fase de “semáforo amarillo”, en la que aún puede recuperarse. Pero si se pasa al “semáforo rojo”, el uso sostenido del capital marcará el inicio del colapso financiero.
Mientras tanto, el país sigue postergando una discusión impostergable. La sostenibilidad del sistema jubilatorio no solo afecta a los actuales beneficiarios, sino a toda una generación de trabajadores que podrían llegar a la edad de retiro sin garantías.
El futuro del IPS depende de la voluntad política y de la responsabilidad colectiva para encarar una reforma seria y transparente, agregaron.
 
    
     
    
    