Días atrás se registró un hecho sumamente preocupante en Caazapá, donde un adolescente de solamente 16 años se habría suicidado por culpa del abuso con videojuegos. De hecho, una versión habla de que, al mismo le habían puesto como reto, asesinar a su familia, por lo que habría decidido acabar con la suyo.
El doctor Julio Torales, psiquiatra e Investigador del CONACYT, explicó que los videojuegos dejan de ser inofensivos una vez que se vuelve un descontrol.
“Los videojuegos, en sí mismos, no son inherentemente peligrosos, pero como con muchas actividades, su uso excesivo o descontrolado puede tener consecuencias negativas, especialmente en niños y adolescentes”, comentó.
Los principales riesgos del abuso de videojuegos incluyen:
Precisamente, citó algunos de los riesgos que puede generar el hecho de abusar con los videojuegos, siempre, enfocándose en menores de edad.
-Aislamiento social: Los niños y jóvenes pueden pasar tanto tiempo jugando que descuidan otras actividades sociales o familiares.
-Alteraciones en el sueño: La exposición prolongada a las pantallas y el uso de videojuegos justo antes de dormir pueden afectar el sueño, lo que a su vez impacta negativamente en su desarrollo y bienestar.
-Problemas de salud mental: En casos extremos, el abuso de videojuegos puede contribuir a problemas de ansiedad, depresión o dificultades para manejar el estrés.
-Riesgo de conductas agresivas: Aunque no hay un consenso científico claro, algunos estudios han sugerido que los juegos con contenidos violentos pueden influir en la conducta agresiva de los jóvenes, especialmente si no hay supervisión adecuada.
Desensibilización
En cuanto a la aparición de conductas agresivas, mencionó algunos títulos que son actualmente tendencia.
“Sobre si depende del tipo de juego, es cierto que los juegos violentos o de combate como ´Free Fire´, ‘Fortnite´ y otros similares, pueden tener un impacto en la percepción de la violencia. Estos juegos a veces pueden desensibilizar a los jóvenes frente a la agresión, pero esto no siempre es determinante”, refirió.
Para el mismo, la clave más bien está en la cantidad de tiempo que se dedica al juego, y en el entorno familiar y social en el que el niño se desenvuelve, y otros factores personales.
Finalmente, habló de rasgos en los niños y adolescente que deben alertar a los padres, además de cómo actuar y, los mecanismos de control que pueden implementar.
“Es cierto que los juegos violentos o de combate como ´Free Fire´, ‘Fortnite´ y otros similares, pueden tener un impacto en la percepción de la violencia. Estos juegos a veces pueden desensibilizar a los jóvenes frente a la agresión, pero esto no siempre es determinante”
Signos de alerta para los padres:
-Aislamiento social o pérdida de interés en actividades que solían disfrutar.
-Cambios bruscos de humor o actitudes agresivas.
-Disminución del rendimiento escolar.
-Alteraciones en los patrones de sueño y alimentación.
-Ojos irritados o fatiga constante.
Cómo deben actuar los padres:
-Mantener una comunicación abierta: Hablar con sus hijos sobre los juegos que están jugando, interesarse en ellos y hacer preguntas para comprender su contenido.
-Establecer límites claros: Controlar el tiempo que los niños pasan jugando y asegurarse de que haya equilibrio con otras actividades, como estudiar, hacer ejercicio o socializar.
-Supervisar los juegos: Conocer los videojuegos que juegan sus hijos y asegurarse de que sean apropiados para su edad.
-Buscar ayuda profesional: Si el niño muestra señales de afectación emocional o social significativas, es importante consultar a un profesional de la salud mental.
Mecanismos de control:
-Uso de controles parentales en las consolas y dispositivos.
-Involucrarse activamente en las actividades recreativas del niño para asegurarse de que no se conviertan en su único foco de entretenimiento.
“Finalmente, es fundamental recordar que la tecnología y los videojuegos no son necesariamente malos, pero como todo en la vida, deben usarse de manera equilibrada y con responsabilidad. Lo más importante es que los padres se mantengan informados y participen en las actividades de sus hijos”, cerró.