Según Pereira, el trastorno de la personalidad narcisista es una enfermedad subestimada que además afecta la salud mental del entorno, los mismos ocultan su verdadera conducta al inicio de las relaciones, pero con el tiempo su personalidad auténtica emerge, revelando una tendencia al control, la manipulación y, en casos extremos, al maltrato físico y emocional.
El placer de victimizarse
De acuerdo con estudios científicos, los narcisistas disfrutan adoptando el rol de víctimas, manipulando a su entorno para obtener control y poder. Con el tiempo, sus capacidades racionales se deterioran, lo que lleva a un bloqueo emocional que, en algunos casos, desencadena crímenes pasionales como el feminicidio. El especialista destaca que “los narcisistas no muestran sus verdaderas conductas al inicio, pero, con el paso del tiempo, se vuelven más evidentes y peligrosos”.
Recomendación: Evitar confrontaciones
El tratamiento para estas personas no siempre resulta eficaz. Pereira enfatiza la importancia de que las víctimas no intenten confrontar al agresor, ya que esto puede aumentar el riesgo de violencia. “Lo que se debe hacer es separar al agresor de la víctima desde el primer momento. No se debe permitir que se normalicen los gritos, empujones o jaloneos”, advierte el psicólogo, haciendo un llamado a reconocer la violencia en sus formas físicas y emocionales.
Alarmas de maltrato
Entre las señales que pueden predecir un posible maltrato, Pereira menciona:
1. Gritos y explosiones de ira repentinas.
2. Episodios de manipulación emocional, donde la persona culpa a la víctima por sus propias reacciones.
3. Violencia física sutil, como empujones o jaloneos, que muchas veces son minimizados o justificados en las primeras etapas de la relación.
Buscar apoyo y ayuda
Finalmente, los profesionales instan a quienes se encuentren en una relación con una persona narcisista a buscar ayuda de inmediato. Hablar con personas de confianza y pedir apoyo externo es crucial para evitar que la situación escale.