05 dic. 2025

¿Celular enemigo o herramienta? El debate que vuelve a tensar el sistema educativo

La intención del Gobierno de presentar un proyecto de ley para regular el uso de teléfonos móviles en instituciones educativas —tanto públicas como privadas— volvió a poner en primer plano un debate que lleva años sin resolverse: ¿cómo integrar la tecnología en el sistema educativo sin que se convierta en un distractor permanente?

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La propuesta, según adelantaron ministros del Poder Ejecutivo, busca establecer lineamientos claros sobre el uso de celulares en el horario escolar, con el argumento de que el acceso sin control a la tecnología está afectando los niveles de atención, concentración y convivencia dentro de las aulas.

Sin embargo, pedagogos y especialistas advierten que la discusión debe ser más amplia y profunda que simplemente prohibir o permitir un dispositivo. Una de las voces más firmes fue la de Paz Peña, investigadora y especialista en Educación, quien sostiene que el problema no radica en la presencia del celular, sino en cómo se lo utiliza y qué capacidades tiene el docente para gestionarlo.

La tecnología, entre la herramienta y la distracción

Peña explica que el celular representa una distracción particular, más fuerte que cualquier otro recurso tradicional. Los estudiantes no solo lo usan para comunicarse, sino también para navegar en redes sociales, consumir videos breves o interactuar con plataformas de entretenimiento que compiten directamente con la atención del profesor.

“El teléfono distrae en casi todos los entornos sociales, y el aula no es la excepción. Pero prohibirlo no resuelve el problema de fondo. La función del docente es convertir ese recurso en un instrumento pedagógico, no en un enemigo”, señaló la especialista.

Para ella, el desafío radica en aprender a integrar la tecnología sin que esta termine reemplazando la verdadera participación en clase. “Un celular puede servir para buscar información, tomar fotografías de experimentos, trabajar con aplicaciones educativas e incluso generar contenido. Pero todo depende de la guía del maestro”, añadió.

La verdadera raíz del problema: la falta de capacitación docente

Peña remarca que el debate sobre “celulares sí o no” es superficial si no se acompaña de una revisión profunda del sistema de formación docente.

Según sostiene, muchos egresados de institutos y universidades llegan a las aulas sin conocimientos actualizados sobre herramientas digitales, estrategias de enseñanza con tecnología o gestión de entornos híbridos de aprendizaje.

“Hoy el foco está puesto en el celular porque es lo más visible. Mañana surgirán nuevas plataformas y volveremos al mismo dilema si no cambiamos la formación. La educación tiene que preparar a los docentes para convivir con herramientas que evolucionan constantemente”, explicó.

Además, la especialista recordó que otros países que intentaron prohibiciones estrictas terminaron revocándolas años después al darse cuenta de que la restricción no mejoró los resultados académicos y generó conflictos con estudiantes y padres.

ChatGPT y la inteligencia artificial en las aulas: ¿amenaza u oportunidad?

Otro aspecto que mencionó Peña fue el crecimiento del uso de herramientas de inteligencia artificial, como ChatGPT, en instituciones educativas. Según afirmó, algunos colegios ya recurren a estas plataformas para apoyar tareas de investigación o para complementar las explicaciones de docentes.

“Cuando el alumno interactúa con un chat inteligente, debe formular preguntas, analizar las respuestas, verificar la información… todo eso implica aprendizaje. Pero, como todo recurso, necesita supervisión y una guía pedagógica clara”, destacó.

El uso de IA abre nuevos retos, como evitar que los estudiantes dependan exclusivamente de estas herramientas, promover el pensamiento crítico y enseñar a diferenciar información válida de contenido erróneo.

La imposibilidad de aislar a la escuela del mundo digital

Peña fue contundente al afirmar que ningún Ministerio de Educación, en ningún país, puede eliminar o ignorar la presencia de la tecnología en la vida cotidiana de los estudiantes. La digitalización se encuentra en celulares, tablets, televisores, relojes inteligentes y hasta en electrodomésticos conectados.

“Prohibir no cambia la realidad. Lo digital está en el hogar, en la calle, en la vida social y también en la escuela. La pregunta es: ¿qué hacemos con eso? ¿Lo aprovechamos o lo negamos?”, expresó.

Desde su perspectiva, la clave está en ofrecer un marco pedagógico actualizado, normas claras y programas de acompañamiento que permitan a los docentes integrar la tecnología sin perder el control de la dinámica de aprendizaje.

Un proyecto de ley que exige un debate nacional profundo

Los ministros anunciaron que el proyecto de ley será presentado como respuesta a la preocupación creciente de padres y educadores sobre la pérdida de atención en los estudiantes. Sin embargo, especialistas piden que la normativa no se limite a restricciones y sanciones.

Un eventual marco legal debería, según los expertos, incluir:

• Protocolos de uso pedagógico de dispositivos móviles

• Programas de capacitación permanente para docentes

• Guías para el uso responsable y seguro de la tecnología

• Criterios de convivencia escolar y ciudadanía digital

• Acceso equitativo a herramientas tecnológicas, evitando que la prohibición profundice la brecha entre estudiantes

Además, organizaciones educativas sugieren que el proyecto incorpore estudios de impacto, evaluaciones periódicas y diálogo con comunidades educativas, para que la normativa no quede desfasada frente al avance acelerado de la tecnología.

Un desafío que trasciende la prohibición

La discusión sobre los celulares en clase no es nueva, pero el contexto actual —con inteligencia artificial, redes sociales, plataformas de video y tareas automatizadas— hace que la problemática sea más compleja que nunca.

Mientras el Gobierno avanza con una propuesta regulatoria, especialistas como Peña llaman a que la educación paraguaya no quede atrapada en una lógica de “prohibir para controlar”, sino que apueste por un modelo moderno, flexible y consciente de la realidad digital de los estudiantes.

“La transformación educativa no se logrará retirando teléfonos, sino dotando a los docentes de las herramientas necesarias para enseñar mejor en un mundo digital”

especialista en Educación, Paz Peña