El próximo miércoles 7 de mayo, iniciará en El Vaticano, el Cónclave para elegir a un nuevo Sumo Pontífice tras la muerte del Papa Francisco. Y mientras el mundo se encuentra expectante a quién será el elegido, los preparativos continúan.
De hecho, de manera a asegurar que se mantenga el secreto absoluto de los procedimientos y deliberaciones entre cardenales, tanto como dentro de todo el Vaticano y especialmente la Capilla Sixtina, se han implementado medidas de seguridad de alto nivel, puesto que uno de los mayores miedos que se tiene es que se filtren datos mediante herramientas tecnológicas.
Justamente, la Santa Sede inició una revisión de sus protocolos tradicionales, sin alterar el rito tradicional, pero reforzando todo lo que lo rodea y asegurando un entorno hermético a la tecnología.
Bloqueo de todo tipo de señales
Técnicos especializados en seguridad tecnológica, vienen trabajando arduamente para que ninguna información pueda salir, precisamente, con la ayuda de otros equipos tecnológicos. De esta manera, podemos mencionar algunas medidas como:
Bloqueadores de frecuencia (Jammer): dispositivos instalados estratégicamente para anular toda posibilidad de conexión inalámbrica. También impiden que los celulares o cualquier aparato con tecnología Bluetooth, WiFi o red móvil puedan emitir o recibir señales dentro del recinto.
Películas protectoras anti-drone y anti-láser espía: colocadas en los ventanales de la Capilla Sixtina, son láminas que bloquean posibles intentos de captar imágenes o sonidos desde el exterior mediante drones espía o dispositivos ópticos de largo alcance.
Bonificaciones ambientales y barridos contra micrófonos ocultos: Se realizó un exhaustivo control para el retiro de dispositivos electrónicos. Los cardenales entregaron celulares, laptops, relojes inteligentes, iPads y cualquier otro dispositivo con capacidad de conexión. La única comunicación posible será verbal y presencial.
Aislamiento de la red informática: El sistema informático usado para coordinar servicios internos estará completamente desconectado de Internet.
Red de radio encriptada: ante cualquier operación de emergencia o evento de alto riesgo, la Gendarmería Vaticana habilitó canales de comunicación internos, protegidos por un nuevo sistema de cifrado militar, exclusivo para personal autorizado.
Alianzas globales de ciberdefensa
Además de todo lo ya mencionado, el Vaticano también decidió realizar alianzas con empresas privadas del extranjero para construir su infraestructura de ciberseguridad.
Entre otras alianzas, contrató una empresa británica especializada en protocolos de cifrados y defensa digital para organismos gubernamentales. Por otro lado, firmó con una firma israelí muy reconocida por su experiencia en tecnologías de defensa activa y vigilancia segura.
Finalmente, un arreglo con una empresa italiana dedicada a coordinar cambio de información crítica y a garantizar una respuesta rápida en caso de ciberataques o filtraciones durante el Cónclave.
Antecedentes inmediatos de ataques cibernéticos
Aunque no se dio dentro de épocas de Cónclave, la Santa Sede ya sufrió ataques cibernéticos altamente coordinados en 2022 y 2024. Ambos ocurrieron en momentos de gran tensión geopolítica: el primero tras fuertes declaraciones del Papa Francisco contra la invasión rusa en Ucrania, y el segundo durante la visita de Olena Zelenska, primera dama de ese país.
También, en su momento los hackers llegaron a interrumpir el acceso al portal oficial y hasta a alterar los servicios internos, dejando mensajes vinculados a posturas del entonces pontífice Francisco. Tras estos ataques, se supo que más del 90% de los sitios web del Vaticano carecían de protocolo HTTPS (protocolos de comunicación utilizados para la transferencia de datos en la web).