06 jun. 2025

“Si se disminuye la edad de imputabilidad a 15 años, aumenta la delincuencia a los 14 años”

Según una investigadora demógrafa, la violencia adolescente observada últimamente en Paraguay, no está separada de otras formas de agresión que golpean a toda la sociedad. A su vez, aseguró que endurecer los castigos no será la solución a dicha problemática.

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María Victoria Heikel, demógrafa e investigadora feminista, en entrevista con este medio, intentó explicar socialmente esto que está pasando en nuestro país, con adolescentes asesinando trabajadores y mujeres también muy jóvenes, generando ello, una seria discusión sobre los castigos que deberían de implementarse a menores.

“Los crímenes que estamos viendo en los últimos días son apenas la punta visible (iceberg) del desgaste que afecta a la sociedad. Impresiona mucho cuando se trata de niños, niñas, adolescentes, mujeres, o personas en situaciones de vulnerabilidad, pero realmente afecta a todo el tejido social e institucional del país.”

La misma, explicó primeramente que la violencia, desde y contra adolescentes, no está separada de otras formas de agresión que están golpeando a la sociedad paraguaya. Por lo tanto, si nos preguntamos: “¿Hay violencia en las calles? sí! ¿Las personas no se sienten seguras? sí! Pasamos del ataque por un celular a los asesinatos con armas de fuego. ¿El problema está en los jóvenes? ¡No!”.

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“La violencia adolescente es lo que en este momento nos espanta, pero es parte de un entramado mayor de violencias que están muy naturalizadas y ya no causan el dolor (horror) que producen los nuevos casos. Con cada noticia, se olvida la anterior y se abre la posibilidad de que aparezca la siguiente.”

Una problemática que nace no solo en la familia
Para la entrevistada, lo que está pasando no es un problema sólo de las familias, sino que incumbe también a la sociedad y al Estado; a las escuelas, a los medios de comunicación y a los líderes y lideresas de opinión.

“No se puede negar que hay cambios importantes en la forma en que nos relacionamos en casa. Los momentos de conversación y aprendizaje están muy desplazados por pantallas y video juegos. Esto no se puede negar, pero no es la única causa, ni la más importante, a mi criterio”, declaró.

De hecho, agregó que “la escuela tiene un papel fundamental en la educación integral de la personalidad, incluyendo el tema sexualidad. Debe ser formadora en la práctica de la verdad, de principios y valores como la honestidad, la dignidad de las personas, las diversidades y toda la red de relaciones que niños, niñas y adolescentes van construyendo para convertirse en adultos.”

A su vez, el Estado, a través del gobierno también tiene la responsabilidad de aplicar políticas públicas que atiendan y resuelvan los problemas de la gente.

“En el último caso de violencia adolescente, la respuesta fueron reuniones y discursos sobre cómo desplegar más fuerzas de control; sin un análisis de las causas, sin ver a todos los actores involucrados, los servicios que faltaron ni las responsabilidades que no se asumieron. Así no se va a revertir la escalada de violencia, solo se puede empeorar”, aseguró.

Para la investigadora, los niveles de corrupción e impunidad que los y las jóvenes ven en sus mayores y en las autoridades, es una de las causas principales de la forma en que están aprendiendo a relacionarse con los otros; donde el objetivo ya no es un bien común, sino mis intereses.

Endurecer los castigos, ¿servirá?
Ante la consulta de si endurecer las penas para adolescentes en el país, y que puedan ser imputables a partir de los 15 años, la investigadora asegura que “castigar duro no es la solución”.

“Está demostrado que ni siquiera la pena de muerte es suficiente para combatir la delincuencia. La literatura especializada muestra que cuando se disminuye la edad de imputabilidad a 15 años, aumenta la delincuencia a los 14 años. Esa no es la solución”, refirió.

“Está demostrado que ni siquiera la pena de muerte es suficiente para combatir la delincuencia”

Mencionó además que parte de la solución sería que, los y las adolescentes y jóvenes tengan alternativas de vida, que puedan disfrutar del ocio creativo, que puedan estudiar y prepararse para la vida adulta, sería una mejor inversión.

¿Qué debemos hacer como sociedad?

Para la profesional, el deterioro moral y ético que estamos viviendo como país: “nos interpela como un desafío que se debe enfrentar con acuerdos compartidos, que reconozcan las necesidades y los intereses de la sociedad como conjunto, sin imposiciones rígidas ni dogmáticas, sino que fomenten el pensamiento crítico, el reconocimiento del otro (y de la otra) como sujeto pleno de derechos”.

Terminó diciendo que “es cada vez más evidente que como sociedad tenemos que promover un debate amplio de los temas que preocupan al conjunto, aunque por el momento no parezca que nos afectan directamente.”