07 jun. 2025

Sedentarismo, mala alimentación y falta de controles aumentan presión arterial en niños

La hipertensión ya no es una enfermedad exclusiva de los adultos. Cada vez más niños y adolescentes presentan cifras elevadas de presión arterial, muchas veces sin saberlo. Expertos advierten sobre los riesgos y llaman a actuar a tiempo.

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La vida moderna, con sus múltiples exigencias laborales y su ritmo acelerado, está afectando la salud infantil de formas silenciosas pero graves. Entre ellas, el aumento sostenido de casos de presión arterial elevada en menores de edad. Aunque este control suele asociarse con adultos, los especialistas advierten que también debe realizarse desde la infancia.

El doctor Miguel Franco, nefrólogo pediátrico del Hospital de Niños de Acosta Ñu, dio la voz de alerta luego de una jornada de chequeos gratuitos realizada durante el Día Mundial del Riñón. En dicha actividad, se midió la presión arterial a 85 niños y niñas, de distintas edades. Para sorpresa del equipo médico, tres de ellos ya presentaban niveles de hipertensión.

“Todos los niños debieron tener valores normales. Que tres de ellos muestren cifras altas en un grupo reducido es un signo de alarma”
El doctor Miguel Franco, nefrólogo pediátrico

Un fenómeno que ya se observa en todo el mundo

Aunque Paraguay no cuenta aún con datos estadísticos concretos sobre hipertensión infantil, el contexto global es claro, cada vez más menores sufren esta condición. “La tendencia mundial muestra un aumento de casos de hipertensión en niños y adolescentes, y está estrechamente relacionado con los hábitos de vida modernos”, explicó Franco.

El sedentarismo, el incremento de la obesidad infantil y la alimentación basada en productos ultraprocesados, ricos en sodio, azúcares y grasas, están entre los principales factores de riesgo. En muchos hogares, las comidas rápidas han reemplazado a las preparaciones caseras, una situación que se agrava por la falta de tiempo de los padres para cocinar.

La alimentación, una responsabilidad compartida

“La realidad laboral de muchas familias obliga a los padres a pasar más tiempo fuera de casa, lo que limita la posibilidad de cocinar comidas saludables para sus hijos”, observó Franco. En su lugar, se recurre con frecuencia a productos listos para consumir, como embutidos, snacks, gaseosas, jugos artificiales y comidas congeladas.

Esto crea un entorno poco favorable para el desarrollo saludable de los niños. A ello se suma la falta de actividad física. El tiempo frente a pantallas ha reemplazado el juego al aire libre, contribuyendo al sobrepeso y a problemas metabólicos desde edades muy tempranas.

Consecuencias a corto y largo plazo

La hipertensión infantil no siempre da síntomas visibles. Sin embargo, sus efectos ya pueden observarse en órganos vitales como el riñón y el corazón. “En algunos niños hipertensos ya se detecta hipertrofia del ventrículo izquierdo, lo que indica que la presión elevada no es reciente, sino que lleva tiempo sin ser diagnosticada”, explicó Franco.

Este tipo de daño temprano puede derivar en complicaciones mayores durante la adolescencia o adultez, como insuficiencia renal, problemas cardíacos o afectaciones en la visión. Además, si no se trata a tiempo, puede limitar el desarrollo pleno de los niños, incluyendo su capacidad para realizar deportes, estudiar o trabajar en el futuro.

Controles desde la infancia: una necesidad urgente

Franco insiste en que el control de la presión arterial debe formar parte de los chequeos rutinarios pediátricos, especialmente en niños con sobrepeso, antecedentes familiares de hipertensión o hábitos de vida poco saludables.

“No hay que asumir que la hipertensión en niños es algo primario. Siempre debemos buscar causas secundarias, y para eso es importante hacer estudios complementarios, como el monitoreo ambulatorio, que permite medir la presión durante 24 horas y detectar casos que no se manifiestan en una consulta breve”, detalló.

El nefrólogo también mencionó que el Ministerio de Salud Pública está elaborando una guía nacional para el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión en niños y adolescentes. Este documento será una herramienta clave para médicos, enfermeros y agentes comunitarios de salud, ya que incluirá tablas simplificadas y explicaciones prácticas para la correcta toma de presión.

Uno de los elementos técnicos más importantes es el manguito pediátrico, un accesorio que se adapta al tamaño del brazo del niño y permite obtener mediciones precisas. “No se puede usar el mismo aparato de adultos en un niño, porque los resultados pueden ser erróneos”, advirtió.

Recomendaciones para padres y cuidadores

El especialista brindó una serie de recomendaciones para prevenir o detectar a tiempo la hipertensión en menores:

• Solicitar controles regulares de presión arterial, sobre todo si el niño tiene sobrepeso, consume alimentos salados o no realiza actividad física.

• Priorizar una alimentación saludable, con frutas, verduras, legumbres, agua y preparaciones caseras. Planificar los menús semanales puede ayudar a ahorrar tiempo y evitar improvisaciones poco saludables.

• Reducir el consumo de ultraprocesados y limitar las salidas a locales de comida rápida.

• Promover el movimiento, reemplazando las horas de pantalla por juegos al aire libre, caminatas o deportes.

• Exigir que las instituciones educativas ofrezcan opciones saludables en sus cantinas y meriendas escolares.

• Garantizar que los centros de salud cuenten con los instrumentos adecuados para medir la presión en menores.

“Prevenir desde la infancia es la clave”

“El niño que hoy tiene presión alta puede convertirse en un adulto con problemas renales, cardíacos o visuales. Detectar a tiempo esta condición no solo mejora su calidad de vida, sino que también reduce los costos al sistema de salud en el futuro”, concluyó el doctor Miguel Franco.

El llamado a la acción es cuidar la salud cardiovascular debe comenzar desde los primeros años de vida. Alimentación sana, actividad física y controles periódicos son pilares fundamentales para garantizar una infancia plena y una adultez sin enfermedades prevenibles.