Celsa Vera, psicoterapeuta con énfasis en violencia contra la mujer, en contacto con este medio realizó un análisis del lamentable asesinato de María Fernanda, mencionando incluso factores que podrían haber llevado a que el principal sospechoso, de solo 17 años, ejerza semejante acto de violencia.
“En este caso, se trata de un adolescente de 17 años que ha cometido un acto violento extremo, matando a otra adolescente embarazada de tres meses, probablemente en complicidad de una amiga de 19 años”, empezó mencionando la profesional.
Por tanto, la gravedad del acto y las circunstancias sugieren que hay múltiples factores en juego que pueden haber contribuido a semejante violencia, por lo que, la entrevistada mencionó algunos:
Impulsividad y control emocional: “La edad del agresor, 17 años, aún está en desarrollo en términos de control de impulsos y regulación emocional. La impulsividad puede haber llevado a una reacción violenta sin considerar las consecuencias”.
Factores emocionales y psicológicos: “La presencia de sentimientos intensos como celos, rabia, frustración o resentimiento puede haber sido detonantes. La posible existencia de conflictos previos o problemas de salud mental no tratados, como dificultades para gestionar la ira o impulsividad, podrían haber contribuido”.
Contexto social y familiar: “La exposición a ambientes violentos, problemas familiares, o falta de apoyo emocional puede haber generado un entorno propicio para conductas agresivas. La influencia de amistades o grupos con conductas violentas también puede ser un factor”.
Factores por relación con la víctima: “La situación de embarazo de la víctima puede haber generado celos, rivalidad o sentimientos de posesión, que en un contexto de conflicto pueden desencadenar violencia extrema. La presencia de una amistad cercana también puede indicar conflictos interpersonales o celos”.
Factores culturales y sociales: “La normalización de la violencia en ciertos medios o entornos puede influir en la percepción de la agresión como una forma de resolver conflictos”.
“La saña con la que se cometió, además de la presencia de una víctima embarazada, indican un nivel de violencia que puede estar asociado a una combinación de impulsividad, conflictos emocionales intensos y posibles antecedentes de exposición a ambientes violentos”
La doctora Vera, de esta manera refirió lo que en la cabeza del supuesto victimario, habría pasado durante todo ese tiempo.
“Se puede decir que la gravedad del acto y la saña con la que se cometió, además de la presencia de una víctima embarazada, indican un nivel de violencia que puede estar asociado a una combinación de impulsividad, conflictos emocionales intensos y posibles antecedentes de exposición a ambientes violentos”, dijo.
Urge una evaluación psicológica del supuesto agresor
Finalmente, para la profesional es de suma importante que las autoridades sometan al supuesto actor de este lamentable hecho, una evaluación psicológica, de modo a conocer su real situación mental.
“Es fundamental realizar una evaluación psicológica integral del agresor para entender sus motivaciones, su estado emocional y posibles trastornos. La intervención temprana y el acompañamiento psicológico pueden ayudar a prevenir futuras conductas violentas”, agregó.