La inteligencia artificial (IA) ya no es solo una promesa tecnológica del futuro, hoy representa una de las herramientas más poderosas en el ámbito empresarial, educativo y social. Su uso está transformando desde la forma en que operan las grandes compañías hasta cómo se emprende en pequeña escala. Paraguay, aunque aún en etapa incipiente, empieza a despertar ante este fenómeno.
La reciente graduación de las primeras paraguayas de la Universidad de Inteligencia Artificial es solo un reflejo de un movimiento más amplio, el ingreso de la IA como una aliada estratégica para la productividad y la innovación.
Una herramienta para transformar procesos y optimizar recursos
En un entorno donde la eficiencia es clave, la IA aparece como una solución que permite automatizar tareas repetitivas, reducir costos operativos y, sobre todo, liberar a las personas de funciones mecánicas para que puedan enfocarse en la parte creativa, analítica o estratégica de sus roles.
Rocío Vázquez, una de las egresadas de esta casa de estudios y actual directora de Publia, la primera agencia paraguaya especializada en inteligencia artificial aplicada a empresas, explicó cómo esta tecnología se está utilizando para transformar la forma de trabajar.
“Lo que hacemos es gestión de la productividad. Analizamos los procesos de las empresas y vemos cómo la parte operativa puede ser reemplazada por inteligencia artificial, para que las personas se ocupen de lo estratégico”, señala Vázquez.
Esta reconfiguración del trabajo promete beneficios para las organizaciones, pero también genera interrogantes profundos sobre el futuro del empleo.
¿Desplazamiento o evolución?
Una de las principales inquietudes que genera el avance de la IA es su impacto en el mercado laboral. ¿Qué ocurre con los puestos de trabajo que son asumidos por sistemas automatizados? ¿Cómo se adaptan los profesionales a esta nueva realidad?
Para Vázquez la visión es clara, el objetivo no es reemplazar al trabajador, sino reubicarlo.
“Hay muchos puestos que no van a poder ser reemplazados por la inteligencia artificial. Esto no se trata de eliminar trabajos, sino de evolucionar con la tecnología”
Este cambio de paradigma implica que los nuevos profesionales —y también quienes ya están en el mercado— deberán incorporar conocimientos básicos sobre IA, incluso en carreras que no están directamente relacionadas con la tecnología. Entender su funcionamiento, su aplicación y sus límites será tan importante como dominar los saberes tradicionales.
Una oportunidad para emprendedores y pequeñas empresas
Contrario a lo que se podría pensar, la IA no está reservada exclusivamente a grandes corporaciones. Para los pequeños empresarios, emprendedores y trabajadores independientes, esta herramienta puede significar una puerta de acceso al crecimiento.
“Con la inteligencia artificial, hoy es mucho más fácil estructurar un negocio, planificar, automatizar tareas o incluso crear contenido para redes sin necesidad de contratar a un equipo completo. Esto democratiza el acceso a soluciones antes impensables para un emprendedor”, sostiene Vázquez.
Paraguay y el desafío de la legislación y la educación
Mientras países como Colombia ya avanzan con marcos regulatorios para el uso ético y seguro de la inteligencia artificial, Paraguay aún está dando sus primeros pasos. No existe una legislación específica sobre el tema, ni políticas públicas que promuevan de forma articulada la capacitación en IA en niveles medios y superiores.
Sin embargo, iniciativas como la creación de la Universidad de Inteligencia Artificial y diplomados orientados a la consultoría en IA muestran que la demanda por este conocimiento está creciendo.
“En Colombia ya están legislando sobre esto. Nosotros todavía estamos un poco lejos, pero ya se están dando pasos. La universidad en la que estudiamos está abriendo carreras exclusivamente orientadas a la IA, lo cual es un gran avance”, señaló la consultora.
El reto ahora es generar un ecosistema que no solo forme profesionales, sino que impulse el uso de la inteligencia artificial como política de desarrollo, siempre considerando los aspectos éticos, sociales y económicos que implica su aplicación masiva, acotó.