“Hasta el sexto grado yo fui Estela Núñez. Y después, para ingresar al colegio, le exigieron a mi mamá, no sé por qué que me pusieran dos apellidos. Me llevaron al registro civil y me cambiaron los papeles e ingresé al colegio como Blanca Estela Acosta Núñez”, cuenta Estela, una periodista de reconocida trayectoria en los medios de comunicación de Paraguay. Actualmente, ella trabaja en el canal 4 Telefuturo.
Estela Núñez, periodista. Foto: Fátima Rodríguez.
Las polémicas sobre nombres y apellidos han sido constantes en los últimos tiempos. Hace poco, la organización Amnistía Internacional denunció, mediante el trabajo del artista plástico Diego Schäfer, cómo a los indígenas del Pueblo Enxet en el Registro Civil le inscribían con nombres de dictadores fascistas como Benito Mussolini y Adolfo Hitler. La Ley 1266/87 de la época de la dictadura amparaba a los funcionarios a imponer nombres a los nativos. Por otro lado, recientemente, una familia denunció que no le dejaron inscribir a su hijo con un nombre en guaraní.
La reforma parcial del Código Civil del Paraguay permite mediante un trámite judicial que dura aproximadamente tres meses realizar una inversión del apellido o cambiarse de nombre.
“Toda persona tiene derecho a un nombre y apellido que deben ser inscriptos en el Registro del Estado Civil. Sólo el juez podrá autorizar, por justa causa, que se introduzcan cambios o adiciones en el nombre y apellido”, reza el artículo 42 del Código Civil del Paraguay. Estela Nuñez Acosta hizo uso de este artículo.
“Hace veinte años, venía pensando en que quería llevar el apellido de mi mamá como una forma de rendirle homenaje porque apechugó todo y me crió sin ninguna ayuda paterna. Es más, conocí a mi padre cuando poco antes de casarme, quería rendir homenaje a mi mamá, porque ella era la que se merecía”, dice Estela al tiempo de inundarsele los ojos al recordar a su madre. Doña Margot, como le gustaba que la llamen, era una mujer a la que Estela admiraba por su fortaleza y alegría.
Estela es madre de Jeruti y Oscar. Oscar es ahijado de los periodistas Oscar Acosta y Menchi Barriocanal. “Yo quería perpetuar el apellido de mi madre, pero al final, ahora yo soy Núñez, mi hija es Estigarribia y mi hijo es Acosta. A mi hijo le puse mi apellido primero pensando que una vez que pueda cambiarme, mi hijo también haría el proceso, pero al final, a mi hijo le gusta llamarse Oscar Acosta, quizá por su padrino”, cuenta en medio de la risa. La alegría de llevar el apellido se su madre se le nota en la cara.
Estela pudo hacer el cambio que deseaba gracias a una compañera de trabajo que sabe de estos temas: la periodista y abogada María Teresa López. Una vez que consiguió la resolución, Estela se cambió la cédula de identidad, el pasaporte y todos los datos del banco.
Los documentos requeridos
La abogada y periodista María Teresa López ha llevado a los juzgados diversos casos de personas que inviertieron el apellido o cambiaron el nombre, recurriendo a los argumentos del artículo 42 del Código Civil del Paraguay.
“En la Ley Número 1 de Reforma Parcial del Código Civil del 15 de julio de 1992, en el Artículo 12, párrafo cuarto establece que “Los hijos, al llegar a la mayoría de edad y hasta los veintiún años, con intervención judicial y por justa causa, tendrán opción por una sola vez, para invertir el orden de los apellidos paternos o para usar sólo uno cualquiera de ello”, sostiene la profesional.
María Teresa López comenta que ayudó al empresario Palo Rubín a cambiarse el nombre “Hernán Lautaro” por “Palo”. “Es posible cambiar el nombre, pero el abogado debe hacer una debida justificación y demostrar que no está queriendo escapar de una deuda económica”, explica.
Los requisitos son:
-Fotocopia autenticada del libro de acta de nacimiento del Registro Civil.
-Certificado de antecedentes policiales.
-Certificado de antecedentes judiciales.
-Constancia de Inforcomf (para prever pérdida de tiempo innecesaria).
-Con el patrocinio de un abogado, se debe solicitar al juzgado de turno el cambio de nombre o la inversión del apellido. El proceso puede durar aproximadamente tres meses.
María Teresa advierte que hay que presentar argumentos sólidos para lograr una resolución favorable del juez.