Emma Quintana, con todo el duelo y dolor por la pérdida de su hijo, se apersonó en cinco ocasiones hasta la penitenciaría para hablar con Raúl Torres, el principal acusado de matar a sangre fría a Bogado.
Gracias a estas audiencias, logró que en la quinta oportunidad le delate a su cómplice, Gissele Eliana Milea, ya que Quintana estaba más que convencida que Torres solo no pudo llevar a cabo el crimen.
Durante este trajín, varios presidiarios de la cárcel se ofrecieron “de manera solidaria” a Emma diciendo que eran capaces de hacerle confesar al detenido para que revele la identidad de su compañero o directamente, “si no hablaba, mandarlo al otro mundo”.
En todos los casos, Emma se negó ya que ella manifestó que no era esa su intención. Y escarbando, y escarbando con interrogantes, finalmente logró que Torres asuma que no estuvo solo, que el asesinato se llevó a cabo junto a Gissele, dato que ni la Fiscalía manejaba y que sin la intervención de la madre, este caso quizá jamás se hubiese cerrado.
Cuando Torres oficializó esta información, se llegó hasta el paradero de su cómplice. La aprehendieron y Emma nuevamente intentó dialogar con ella. Ella describió la situación.
“Fui a homicidios a esperarle, pedí hablar o al menos, intentar hacerlo. Era imposible dialogar con coherencia porque ni bien la saludé, se puso de pie para arrodillarse y orar. Cuando le exigí que deje de realizar ese circo, ella volvió a invocar a Dios diciendo ‘mirá lo que hacen con tu sierva más amada’”, expresó en exclusiva para el programa de Telefuturo, Algo Anda Mal (AAM).
#VIDEO. Así era la vida de la joven que asesinó por placer. “No es un peligro”, dijo su mamá https://t.co/1gE3zdCSvg#NoticiasPy #NosConecta pic.twitter.com/hxraAOSai7— Paraguay.com (@paraguaycom) September 25, 2017
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