21 de Agosto, 2010 | /opinions/list
EEUU sale de Irak: La guerra continúa
El jueves 19 a la madrugada, la última brigada de combate de los EE.UU. en Irak abandonaba el territorio del país persa. El coronel John Norris, comandante de la II División de infantería del Ejército estadounidense afirmaba que la guerra había terminado. Pero, ¿llega realmente a su fin la guerra desatada con la invasión estadounidense el 20 de marzo del 2003? Los distintos medios de prensa internacionales coinciden en que la respuesta es negativa.
En segundo lugar, la violencia, aunque menor a dos o tres años atrás, está lejos de desaparecer. Basta recordar que el lunes 16 se produjo el peor atentado en lo que va del año que dejó 59 muertos y más de cien heridos.
La capacidad de perpetrar atentados terroristas por parte de remanentes de Al Qaeda o de la insurgencia suni (rama del islam a la que pertenecía el ex dictador Saddam Hussein) sigue pendiendo como una amenaza permanente. En pocas palabras, Irak está lejos de ser un país pacificado y normalizado.
Eso sí, es mucho más libre que bajo la dictadura y aunque persiste la inestabilidad política fruto de las tensiones entre sunitas y chiítas, si un logro se debe rescatar de estos años violentos es que se abrió un incipiente sistema democrático. Pero debe recordarse que al momento del retiro de las tropas de combate, Irak no cuenta con un gobierno estable porque las elecciones del 7 de marzo no otorgaron mayoría necesaria a ningún partido y al 19 de agosto no se conseguía todavía formar gobierno.
En cuanto al escenario social, los datos son pavorosos. Es el cuarto país en reservas petroleras, pero al menos 1 de cada 5 iraquíes está en la pobreza extrema, sólo el 50% accede a los servicios de electricidad más de 12 horas al día, sólo el 30% accede a servicios de salud, el 90 % de la población sigue recibiendo alimentos mediante cartillas de racionamiento. (El País, Madrid, un presente difícil y un futuro incierto, 20 de agosto de 2010). Según la BBC, el 60% de los iraquíes tiene problemas de empleo. ( BBC, 19 de agosto de 2010.) Después de la invasión el Estado iraquí fue desmantelado para destruir las bases de poder político de Saddam Hussein sin contar con un plan real de reconstrucción.
En vidas humanas, la guerra deja el saldo de al menos 100.000 civiles iraquíes muertos, más de 4.000 militares estadounidenses, un millón de desplazados de sus hogares, el espanto de las torturas dirigidas por los invasores cuyo símbolo fue lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, sin contar con que la invasión se basó en la mentira de que supuestamente el régimen de Hussein poseía armas de destrucción masiva. La acción liderada por el gobierno de George W. Bush no tuvo el aval de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es decir, fue una decisión unilateral de una superpotencia basada en su poder militar sin consideración de la comunidad internacional mayoritaria.
En síntesis, Irak no es el país que soñaba George W. Bush cuando atacó Bagdad en la madrugada del 20 de marzo de del 2003. Sin contar con el daño que al prestigio estadounidense causó esta operación.
En cuanto al futuro, habrá que esperar un tiempo incierto para auscultar si Irak consigue un sistema político más estable, con funcionamiento de instituciones democráticas y mínimo bienestar a su población.
Carlos Martini
Sociólogo. Periodista. Docente.
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